Javier Ortiz de Lazcano
Jueves, 22 de diciembre 2016, 00:14
«Soy del Racing desde chiquitito. Estoy en el club para ser la imagen de la entidad y que los aficionados vean al frente de ella a alguien de quien se fían». José Antonio Tuto Sañudo (Serdio, 60 años) lee El Diario Montañés junto a ... una cristalera con vistas al campo en la cafetería de las instalaciones de La Albericia mientras atiende al entrenamiento del equipo.
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«Cuando jugaba, me gustaba más ir a San Mamés que al Camp Nou o al Bernabéu», dice este antiguo central.
¿Cómo vive el Racing su visita a San Mamés?
Tengo muchas ganas de ir. En el San Mamés antiguo estuve muchas veces, pero a éste aún no he ido. Es un placer ir allí. Para mí jugar allí era lo máximo. Me gustaba más jugar en San Mamés que en Camp Nou o el Bernabéu.
¿Por qué?
Era un campo en el que respirabas fútbol y te sentías a gusto. Era el que más me gustaba. Siempre tuve cuidado para no perderme ese partido por acumulación de tarjetas. Entonces con cuatro te sancionaban. Logré no perderme ninguno. El Bernabéu o el Camp Nou estaban bien porque eran campos de grandes equipos, pero donde de verdad disfrutaba era en San Mamés.
¿Y qué partido no olvida?
La primera vez que gané (1986-87). Cuando era joven mi padre cogía el tren de un pueblo de al lado de San Vicente de la Barquera hasta Bilbao para ver al Athletic. Tardaba más de cuatro horas y venía a ver los partidos contra el Madrid o el Barcelona.
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¿De qué equipo era su padre?
Del Athletic. Y mis tíos también. No se les podía hablar de otro equipo. Y yo de niño era del Racing, aunque tenía algo de simpatía por el Madrid porque jugaba Gento que era cántabro.
¿A qué delantero del Athletic le ha costado más marcar?
He marcado a muchísimos en el Athletic. A Urzaiz le marqué cuando estaba en el Castilla en mi último año en el Racing.
¿A quién le dio más cera de todos aquellos?
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¿Al que más cera le di?, je, je. A Sarabia. Fue muy bueno y era difícil de marcar. Me gustaba también mucho Carlos, aunque éste era un delantero más de área. Un rematador magnífico. Sarabia, sin embargo, no era un delantero al uso. Salía de atrás y te venía con el balón controlado. Cuando te encaraba en velocidad era muy complicado frenarle. Te creaba muchos problemas. Era muy habilidoso.
¿Recordaron aquellos duelos cuando grabaron el vídeo de promoción del partido de ida?
Claro. Recuerdo que una vez nos ganaron en El Sardinero y Maguregui me decía antes de la vuelta en Bilbao que no sabía si ponerme porque Sarabia me encaraba y se iba. Le contesté no me digas que marque a Sarabia y que me quede esperándole porque entonces me desborda. Déjame seguirle. Si se va atrás o a una banda me voy detrás de él. Manolo salió en la segunda parte y le marqué bien, aunque perdimos 1-0 con gol de Dani (1984-85). Ser central me gustaba, pero mi especialidad era el marcaje al hombre, seguir al delantero por todo el campo.
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Eran centrales que asustaban más que los de ahora.
Era otra época distinta a la hora de las entradas. No había imágenes como hoy y no había tantos medios que se cebaran con lo que sucedía. Las entradas eran fuertes. Yo mismo iba fuerte, aunque yo nunca fui a hacer daño. Pero ojo, que también nos llevábamos golpes. Y una cosa, entonces había menos lesionados que hoy en día.
¿Qué delantero le ha pegado más?
Un paraguayo que jugaba en el Granada a finales de los años 70, Insfrán. Fuímos allí en el último partido de Liga en Segunda. Con un punto nos salvábamos. Estaban Fernández, Montero Castillo.... Eran muy leñeros. Dejaban huella. Era un crío de veintipocos años y me tocó marcarle. Me daba codazos y todo lo que pudo.
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Batallas con Robinson
¿Y usted que hizo?
Le di todo lo que pude y más. Él me dio todo, pero todo. Pero lo que digo, ahí quedaba. En ese partido jugaba un chaval con nosotros, Mazón. Era un chico que medía casi dos metros y a los diez minutos pidió el cambio de la leña que le estaban dando. Pidió el cambio casi llorando. Con Michael Robinson también las tuve.
Cuente.
Era como yo. Era duro. Iba fuerte. Yo daba y él daba. Una vez en Pamplona le cambiaron faltando diez minutos, me dio la mano y me dijo, de buenas formas, ¡qué duro eres!.
¿Por qué está el Racing así?
Es muy sencillo. En el fútbol parece que cualquiera puede llegar y gestionar. Vino una gente que no lo administró bien y el club cayó donde cayó. Afortunadamene llegamos nosotros y paramos la caída. Ahora queremos volver a salir. Recuerdo acudir a juntas de accionistas en las que se presentaban presupuestos para la próxima campaña con 15 millones de déficit. Me echaba las manos a la cabeza porque eso trajo la situación actual.
Usted llega en enero de 2013 tras el plante en la Copa ante la Real Sociedad de la plantilla porque no cobraba.
Estaba de presidente Harry (Ángel Lavín), aunque el que mandaba era (Francisco) Pernía. Llevaban siete u ocho mensualidades sin cobrar. Se me dijo, y por eso acepté, que la gente estaba muy enfadada y buscaban a alguien que aplacara los ánimos y en los que le gente pudiera confiar. Acepté.
¿Cómo se encontró el club?
Como esta sala. Estaba limpio. Había empleados a los que se debía diez mensualidades y a los jugadores siete u ocho. En nuestro segundo partido jugábamos en Mieres con el Caudal. No teníamos dinero ni para pagar el autobús. Se lo pedimos a la empresa Arlequín, una conservera de Santoña. Esos nos ayudaron mucho en los viajes. Tampoco teníamos para pagar la limpieza de El Sardinero tras los partidos. La empezaron a hacer y la hacen todavía voluntarios, hinchas de las peñas. Aquí la afición se ha portado mejor imposible.
¿Cuál es la situación económica a día de hoy?
Sigue estando mal. La deuda anda por los 30 millones. Tenemos dos millones y pico de presupuesto y preveemos algo más de un millón de superavit. Hoy todo el mundo cobra al día.
¿Dependen del ascenso para sobrevivir?
Total. La Segunda B es un pozo sin fondo.
La Asociación de Veteranos, de la que usted forma parte, denunció a los dos últimos presidentes, Pernía y Lavín. ¿De qué les acusan?
El juez admitió a trámite una denuncia por valor de seis o siete millones de euros.
Pernía compró un Audi con el club en concurso de acreedores y dijo «algún capricho me tengo que dar». ¿Qué fue del vehículo?
Costaba cerca de 100.000 euros. Lo compró a costa del Racing. Supongo que lo devolvería a la casa. ¡Joer con los caprichos! Si además de ése, sacas otros de ir a comer a no sé donde....y te lo paga el Racing. Así el club no puede funcionar.
¿Qué le contestó?
Pues anda que tú. Me puedes sacar a cuestas porque ya no puedo ni con las narices. Nos dimos leña por un tubo, pero de forma noble. Entrábamos fuerte. Yo era un central a la usanza. No es que me gustase, pero es lo que había. Si no ibas fuerte, te comían.
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Jugaba en Regional en el Barquereño y saltó al Racing. ¿Cómo sucedió?
Pasé de Regional a marcar en unos meses a Kempes, que acababa de ser campeón del mundo con Argentina, en mi primer partido con el Racing. El filial se había quedado sin centrales. José Antonio Saro me trajo para los últimos partidos. La idea del club era que volviera, pero a los tres partidos me dijeron para quedarme.
¿Tiene algo que hacer el Racing en San Mamés?
Sinceramente, hay pocas opciones. Lo veo muy difícil, pero pelearemos. En la ida pudimos empatar perfectamente. Nunca le perdimos la cara al partido. Pero ojo, nunca hay que fiarse de un equipo pequeño. El favorito es el Athletic. No nos podemos engañar, pero además de serlo hay que demostrarlo. Es una rivalidad bonita, de las que me gustan. Recuerdo una vez en Oviedo...
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Diga.
Jugaba en el Oviedo y al acabar el partido salía del Carlos Tartiere y vi a un hincha del Athletic perseguido por unos del Oviedo que le querían pegar. Les frené y les dije ¿pero qué hacéis? El fútbol es para disfrutar y no para pegarse. Cuando fuimos a Bilbao, aquel aficionado vino a darme la gracias.
De no haber sido jugador, ¿qué habría sido?
Mi padre era ganadero. Jugué al fútbol por casualidad y por él. Con 19 años hice la mili para irme a trabajar al extranjero o a navegar. Me fui apuntar para irme a la mar, pero me dicen que hasta que no tuviera 22 años no era mayor de edad y no me podían dar la cartilla. Me volví al pueblo. Si me llegan a dar, sería marino y no jugador. Mi padre insistió en que siguiera jugando hasta que me llamaron para ir al filial del Racing. Juego hasta final de temporada con ellos y antes de las siguientes Navidades me subieron al primer equipo. Se lesionó el titular, Junco, y comencé a jugar.
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¿Le da pena por no haber nacido veinte años más tarde?
- Mi última ficha, en 1992-93, fue de cinco millones y medio de pesetas. Con objetivos, partidos jugados y prima de ascenso a Primera, me fui a los 16. Tuve compañeros jóvenes que entonces ganaban un millón y dos años después estaban en 50 o 60 millones.
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