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jon navascués
Martes, 26 de julio 2016, 00:49
El centro del campo del Athletic está taponado en esta pretemporada con más de una decena de jugadores capaces de actuar en las tres posiciones interiores. La única incorporación en esa demarcación ha sido la de Vesga, pero ya el año pasado el atasco ... era evidente. Eraso, Mikel Rico, Iturraspe, Elustondo y Viguera no alcanzaron la cifra de los 800 minutos en Liga, también porque algunos padecieron un curso entre el césped y la enfermería; eso sin contar a Aketxe, que empezó la temporada con el primer equipo y tuvo que bajar al filial para oxigenar al Bilbao Athletic; y a él mismo. Muniain superó los mil raspados. Muy pocos, porque, por ejemplo, Iñaki Williams, Sabin Merino e Iñigo Lekue jugaron más que cualquiera de ellos. La superioridad que demuestran sobre sus compañeros San José, Beñat y Raúl García degenera en un buen puñado de futbolistas con los dientes largos, que tienen que esperar a las rotaciones, a salir de su zona natural o a la fatalidad para recuperar galones en el juego interior del equipo.
Aunque a Valverde no le guste otorgar la categoría de titular a ningún jugador, sus alineaciones en las grandes citas ya hablan por él. Esos tres futbolistas vivieron una campaña plácida en materia de lesiones, pero esta pretemporada, al menos en la media punta, la veda está abierta con el trastorno cardíaco de Raúl García, que le mantiene todavía fuera del grupo. Para hacer de nexo con la delantera, Valverde cuenta con varias alternativas, que ya probó anteriormente y no le convencieron. El único que se hizo fuerte en esa demarcación, y hace ya dos campañas de aquello, fue Muniain, pero cuando empezaba a encontrarle el punto se partió el cruzado en Sevilla. Viguera, López, Beñat... Valverde probó de todo y tomó nota. Había que fichar.
A sus 27 años, Ander Iturraspe vive un paréntesis en su carrera que intenta cerrar. Con la llegada de Marcelo Bielsa en la temporada 2011-12, el de Abadiño explotó y se hizo con el mando del equipo. La inercia positiva continuó tres años más, el segundo de el loco y otros dos con Valverde. Incluso llegó a postularse como candidato a acudir al Mundial de Brasil en 2014. Su nombre apareció en la preselección, aunque finalmente no viajó. Había centrocampista para rato en el Athletic. Pero su progresión se torció. «Ahora empezamos de cero», declaró ayer en rueda de prensa.
La trayecoria se truncó en su mejor momento. Tras el Mundial, fue llamado a filas en otras dos ocasiones, a finales de agosto y en noviembre. Después, en diciembre, las peñas del club le galardonaron como el jugador más regular de la campaña anterior. Eran días de vino y rosas. Aunque seguía siendo titular aquella temporada, su juego comenzaba a generar dudas. Luego, en febrero, todo cambió para él. Empezó a encadenar lesiones al mismo tiempo que San José brillaba en su posición. Primero «una distensión del compartimento interno en su rodilla derecha». Tardó un mes en regresar, y ya lo hacía la mayoría de las veces desde el banquillo. En desventaja, en abril tuvo «una rotura miotendinosa de grado II en el músculo pectínio de la pierna derecha». Mes y medio parado. Aún así, el club no tardó en ofrecerle la renovación, hasta 2019.
«Lo del año pasado» lo contó él ayer. «No hice la mejor temporada de mi vida», admitió. Casi en pretemporada, en la previa ante el Inter de Bakú, lo que parecía una sobrecarga resultó ser una lesión muscular en el cuádriceps. Ahí se cortaron sus posibilidades. Iturraspe solo jugó cinco partidos completos. No había tocado tan poco balón desde su primera temporada como jugador del primer equipo.
Es por eso que ahora Iturraspe parte desde otro nivel. «Vengo con ganas de pelear por el puesto», después de un verano que ha aprovechado para «desconectar del fútbol, como hago siempre». La ambición colectiva vuelve a ser la misma de las últimas campañas. «La trayectoria del club y de esta generación de futbolistas tiende claramente a tener como objetivo entrar en Europa y este año, lo mismo». Pero en el viejo continente hay grados. «Si tienes el cuarto puesto cerca puedes plantearte intentar llegar a la Champions, pero a priori sería equivocarnos», comentó cauteloso.
Por último, también valoró la llegada de los cuatro jugadores del filial, a los que ve «preparados y con potencial». En lo que a él respecta, Iturraspe parece tranquilo. Confía en sus posibilidades de reválida, de volver a pisar fuerte. «Toca pelear por el puesto, ayudar al máximo en lo que pueda y que el míster decida», zanjó.
Ese mismo verano llegó Eraso, que fue quien comenzó en la titularidad, además con gran nivel y goles. Luego le cayó un torpedo. Raúl García le mandó al banquillo nada más aterrizar. Visto y no visto. Fue presentado tras la segunda jornada y en la tercera ya imponía su jerarquía en el once. Su alteración en el corazón, por la que todavía no puede saltar al césped, deja un hueco para que los secundarios aprovechen el tiempo y creen un quebradero de cabeza al entrenador. Uno de verdad.
Muniain es quien parte con ventaja para cubrir la zona, y contra el Girondins demostró una chispa que hacía mucho tiempo que no se le veía. Por detrás Eraso, a quien ahora Valverde pone de lateral, o incluso Viguera o Mikel Rico, no tan finos pero muy efectivos y con llegada, pueden ocupar ese espacio en la segunda línea de ataque.
Indiscutiblemente, el que marca los tiempos del juego rojiblanco es Beñat, aunque al principio no fue así. El de Igorre va a por su cuarta temporada desde que llegó del Betis y en la última su despliegue físico y táctico no dio margen al debate. Daba gusto. Valverde también le colocaba al principio en la media punta, pero no tardó en encontrar el aire que el jugador necesitaba. Espacios, y más tiempo para pensar y decidir con un rango de visión superior con las espaldas cubiertas. Iturraspe y Mikel Rico también han actuado ahí, pero desde hace dos temporadas ese coto es privado. Si está Beñat, no entra nadie. Ahora, incluso Unai López y Mikel Vesga podrían contar para ese espacio, aunque los dos se encuentran en el disparadero de salida.
Reubicaciones
Por último, el paso inesperado adelante que dio San José del eje central al pivote en la 2014-15 fue un acierto mayúsculo, al que contribuyó sobremanera el bajón de rendimiento de Iturraspe, que esta temporada quiere volver a ser quien fue. Gustó tanto el adelantamiento del navarro que cuando Valverde se quedó sin centrales, reubicó a Bóveda para no cambiar su posición. Su nivel le ha valido para acudir a la selección, motivo por el que todavía no se entrena junto a sus compañeros. Son días de trabajo que otros, principalmente Iturraspe, tienen de ventaja, aunque su reincorporación será este mismo jueves y, en principio, volverá a ser el responsable de esas tareas sucias y poco gratificantes de cara a la galería. Además, su poderío aéreo no tiene rival. Después de Iturraspe, Elustondo es quien tiene mejores condiciones para moverse ahí, aunque parece que el de Beasain está más en disposición de jugar como central.
Contando a Vesga y a Unai López, son ocho futbolistas los que tienen que convencer a su técnico de que las cosas pueden cambiar por la zona divisoria. Algunos, como Eraso o Muniain, pueden encontrar minutos gracias a su polivalencia, porque no parece que puedan a aspirar realmente a sacar del juego a los tres reyes de la medular. El nivel de San José, Beñat y Raúl García dio estabilidad al bloque el año pasado, y los tres alcanzaron tal grado de autoridad que su ausencia era motivo de preocupación. Ahora, el atasco se alarga cada vez más. Los 'taponados', el año pasado a la espera, intentan recuperar un protagonismo que un día abrazaron y que añoran.
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