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Juanma Mallo
Martes, 19 de abril 2016, 00:04
El pasado viernes, quizá también el sábado, resultó un día duro para los aficionados del Athletic. Su equipo se había caído de la Europa League de la forma más dolorosa, en la tanda de penaltis, en una pena máxima fallada por Beñat, el jugador más ... destacado del encuentro frente a un Sevilla rácano, cobarde, que se aprovechó del error de Muniain en el partido de ida; ahí cavó su tumba la escuadra de Ernesto Valverde. Sin embargo, el domingo, la hinchada rojiblanca recibió un triunfo por parte de su escuadra, una solvente victoria en Málaga, con varias de las piezas menos habituales, que ofrecieron un estupendo rendimiento: como Iturraspe, que salvó dos dianas, y también Viguera, un profesional que completó su tercer encuentro este ejercicio como rojiblanco, el primero en la Liga, y para nada desentonó. Era mucha la gente que pensaba que, después del tremendo palo sufrido en el Sánchez Pizjuán, los vizcaínos iban a sufrir otra derrota en La Rosaleda. Pero no. La escuadra de Txingurri se rearmó, y se colocó en la ansiada quinta plaza, esa que coloca a su propietario en la fase de grupos de la Europa League. Esto es, borraría de un plumazo las tediosas previas continentales. Y, ¿por qué no optar a la cuarta, a la Champions? Es complicado, pero las matemáticas aún dan para ello.
Es el Athletic, en este sentido, un regalo para su gente. Motivo de orgullo. Porque después de un palo se esforzó el conjunto bilbaíno para volver a ilusionar a su afición. Borró de un plumazo la depresión que se había instalado por ese injusto adiós, y dibujó de nuevo una sonrisa en una hinchada que ha vuelto a activar la llama, se ha puesto a mirar lo que resta en las últimas cinco jornadas de la Liga, y hacen sus cuentas para ver dónde y cómo va a pinchar el Villarreal para regresar a la previa de la Liga de Campeones. Y sitúan el duelo del miércoles en el Bernabéu como una formidable ocasión para recortar distancias; aunque el oponente que visita San Mamés, el Atlético, se está jugando la Liga, y ganarle será como afrontar un 8.000. Pero algunos ya recuerdan que se les debe una, que hace casi cuatro años nos tumbaron en Bucarest y sería una manera estupenda de devolverles aquel gancho.
De todos modos, el rearme moral y físico que suposo la victoria contra el Málaga ha venido a reconfortar a la hinchada que observa objetivos hasta el final de temporada. A pesar de las bajas, de las ausencias, el equipo se rearmó, se fortaleció y consiguió, de la mejor forma posible, apartar el fantasma de Sevilla.
Por cierto, en ese duelo en La Rosaleda, se observó el fondo de armario del equipo. Sí, reconozco que cuando se produjo la derrota frente al AZ, fui uno de los que critiqué las rotaciones. Pero aquel día, el cambio se produjo en diez piezas. En Málaga, en cambio, hubo varios futbolistas que repitieron, o que forman parte del bloque en teoría titular en la actualidad: Balenziaga, Raúl García, Iraizoz -vaya dos partidos que lleva-, Muniain y San José. Y será normal que, frente al Atlético, se activen hombres como Etxeita en el centro de la zaga, regrese Beñat y también Susaeta y De Marcos. Cambios puntuales que permiten al Athletic convertirse en un conjunto reconocible, y reconocido. Un regalo.
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