El regreso de Llorente

El público, como dijo Josu Urrutia el día en el que anunció que el riojano no iba a prolongar su relación con el Athletic en agosto de 2013, es «soberano». Cuenta con la opción de hacer lo que desee en el estadio. Faltaría más. Pero lo primero es empujar al Athletic en la búsqueda de la semifinales de la segunda competición continental, en saltar de ronda en este torneo que más parece la Copa del Rey. Y no entretenerse ni perder el tiempo, tampoco malgastar energía, en pitar y gritar a un futbolista que ya no pertenece a la disciplina rojiblanca. El objetivo es impulsar a la escuadra de Ernesto Valverde hacia ese altura del torneo.

Para ello, los aficionados harán un mosaico en La Catedral, como informa hoy EL CORREO en su edición papel. Y también Iñigo Cabacas Herri Harmaila ha convocado a la gente rojiblanca a empujar a los jugadores de Txingurri en los minutos previos al choque de ida, que se disputará a las 21.05 horas. Por tanto, el jueves, a las 19.15 horas, se ha citado a los aficionados en el hotel Meliá, lugar de concentración de la tropa vizcaína, para realizar «un espectacular pasillo luminoso al autobús del Athletic y después kalejira hasta San Mamés». Del mismo modo, Piratak se reunirá en Felipe Sarrate en espera de los futbolistas. El objetivo, que los profesionales oigan el aliento de los hinchas, que sientan el apoyo del universo rojiblanco, como ya sucedió en otras noches históricas como aquel marzo de 2009, cuando se remontó la eliminatoria de Copa contra el Sevilla, y el león se comió al cuadro presidido por José María del Nido.

A pesar de la ausencia de Raúl García y también de Aymeric Laporte, pese a que el Athletic no encuentra su mejor tono en los últimos encuentros, La Catedral posee las claves para empujar a su equipo hacia un triunfo que será complicado, y más con el partido de vuelta dentro de una semana en una Sánchez Pizjuán metido de lleno en la Feria de Abril. Lo fundamental es eso: fabricar un ambiente de lujo, de esos que nunca se olvidan, para poder repetir esa atmófera en una semifinal de la Europa League. En eso debe invertir su fuerza el público, en empujar, en animar... Y no en criticar y silbar a un futbolista que ya está muy lejos de Bilbao. Y, por si acaso, si algún aficionado tiene la tentación de pitarle, a ver si ayuda Emery: no convoques a Llorente, por favor.