Y ahora, a pedir el Bernabéu

Sin entrar en la chirigotada cometida por el tercero de la Liga en el Ramón de Carranza mira que es mala suerte firmar un episodio de serie B en Cádiz, en la tierra de la guasa, de las parodias, de la risa, en lugar de haberlo perpetrado en, yo qué sé, Miranda, Reus o Sagunto, ahora Florentino carece de excusas para no ceder el campo (por cierto, un inciso, una ovación para la profesionalidad de Raúl García por avisar a Valverde de su sanción; es cierto que es su deber de futbolista, pero si se mira lo que ha ocurrido en el Madrid...). Pero volvamos al líder de ACS. Cuenta con el tiempo suficiente para procesar, interiorizar, que su estadio acogerá este duelo, para asumir aunque le duela más que un gol de Messi a Cristiano que el Barça se enfrentará a otro equipo ahora mismo, a doble partido, no existe ningún conjunto, en mi opinión, que pueda tumbar a los culés en el recinto de Concha Espina. Los WC no son tan viejos. Quizá se agarre a esa teórica comunicación a la Federación Española de Fútbol y también a la UEFA de que no desea acoger finales, pero quizá no ha oído las palabras de los hosteleros de su ciudad cuando clausuró el Bernabéu hace unos meses para no recibir el encuentro entre el Athletic y el Barcelona. Puede ir pidiendo hora en un 'coach' para que le ayude a pasar tan mal trago: si yo fuera dirigente de unos de los conjuntos supervivientes, el día del sorteo de octavos, haría esa propuesta: que el Madrid cediera su campo.

Total, por una más. El caso Benzema, la teórica tristeza de Cristiano Ronaldo, el enfado de James, el zasca de Marcelo a Benítez por no convocarle el sábado, las lesiones que han afectado a casi todos sus efectivos se salva el portugués, esa esperpéntica rueda de prensa no es el único en la que culpó a los medios de comunicación de la crisis blanca después del clásico solo le faltó, en su comparecencia del jueves, que echara la bronca a los periodistas de haber realizado su trabajo y reprocharles que hubieran desvelado que Cheryschev no podía jugar... Son tantas cosas las que golpean ahora mismo al Madrid que, lo dicho, por una más. Puede echar mano de su perfil estoico y aceptarlo.

Con esto, por supuesto, no pienso, ni mucho menos, que el Athletic vaya a alcanzar la final. No saco pecho. Para nada. Resolvió, es cierto, el cuadro de Txingurri con efectividad el duelo de ida de dieciseisavos de final frente a una Balona que echó más corazón que fútbol en el césped artificial de la Línea de la Concepción. Nos quedamos con las buenas noticias de que Kike Sola ha vuelto a marcar, y que Ander Iturraspe se ha reencontrado con el internacional que fue tiempo atrás. Gratos ingredientes. Y también considero que, si sonríe un poco la fortuna y evita que la bola del Barça y del Atlético se junte con la rojiblanca, quizá podamos repetir ese desembarco, en mayo en Madrid (prevista para el día 7), una ciudad que está más cerca que la capital catalana. Vamos, yo ya miraría hoteles como tantos hicieron hace un año, para esas fechas. ¡Es el momento de pedir el Bernabéu!