Aficionados del Athletic en Barcelona durante la final de la Copa del Rey el pasado mayo.
Athletic

¿Y si repetimos?

El Athletic inicia el jueves su participación en la Copa, ese torneo que nos emocionó la pasada temporada, germen del título de la Supercopa

Juanma Mallo

Lunes, 30 de noviembre 2015, 00:43

La Copa alza el telón. El torneo del Athletic. En el que se siente a gusto. Arranca el jueves (20 horas) en la Línea de la Concepción, en Cádiz, una tierra en la que los colores rojo y blanco de la entidad vizcaína también se ... sienten. Frente a La Balona, una escuadra de Segunda División B, una de las seis supervivientes de la categoría de bronce - entre ellas el Barakaldo de David Movilla que el miércoles recibe al Valencia en Mestalla (21 horas) -, que cuenta cada segundo para gozar de un día histórico. Una jornada que puede ser el orígen, la semilla, de una nueva temporada de ensueño para los vizcaínos en esta competición tan adorada, la que el pasado curso nos llevó hasta la final: el germen de esa inesperada Supercopa que abrió las vitrinas de Ibaigane después de 31 años. ¿Qué nos deparará este ejercicio el torneo del ko? Pues dependerá mucho de si la fortuna acompaña a los de Ernesto Valverde en los sucesivos sorteos, si la suerte sonríe -como en las dos últimas ocasiones en las que se ha plantado en la final desde 2009-, e impide que el Barça y el Madrid -y el Atlético- se crucen en el camino vizcaíno. Si ocurre de esta manera, ¿por qué no vamos a pensar en volver a hacerlo? Y si repetimos.

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Eso sí, paso a paso, sin euforias. Primero hay que eliminar a La Balona, un conjunto que tirará de ilusión, de ganas, de ese deseo de todo humilde por llamar la atención, y concentrar el interés de las portadas de los medios de comunicación, como también tratará de hacer el Barakaldo en su lucha contra un Valencia en el que ya ha comenzado la guerra civil, el fuego cruzado, entre la afición y el entrenador; nada nuevo bajo el sol de Levante. Sino, recordemos el mal trago servido por el Alcoyano el pasado curso, con un partido de ida repleto de secundarios - vale, sí, del plan B- , en el que el Athletic empató de milagro después de un duelo, digamos, flojo. Ese encuentro, esa experiencia, debe servir a los hombres que alinee Valverde en el Municipal de la Línea de la Concepción como ejemplo de lo que no se debe hacer.

A priori, echará mano Txingurri de hombres, como Kike Sola, Ander Iturraspe y Mikel Rico, que prescisan de rodaje. Vamos, que la alineación no será muy diferente a la que vimos en aquel duelo frente al AZ que dejó tan mal sabor de boca a los aficionados del Athletic, por el pobre juego mostrado, y la certificación de que, salvo alguna excepción, la distancia entre los titulares - ese bloque que luego convirtió a los rojiblancos en una fuera borda que navegaba a alta velocidad- y los suplentes era similar a la de Bilbao con Sidney. Pues bien, el jueves se les presentará una nueva ocasión para reivindicarse, para decirle a su técnico que puede contar con ellos. Bueno, este jueves, y también el miércoles 16 de diciembre, cuando se disputará el duelo de vuelta en San Mamés.

A partir de ahí, los sorteos, los emparejamientos, la suerte. Porque no cabe duda de que, ahora mismo, a doble partido, el Athletic cuenta con la capacidad para derribar a la casi todos los conjuntos de la Liga, excepto al Barcelona y al Madrid, y quizá el Atlético. Y casi con total seguridad que, en la siguiente ronda, el rival será de Primera División, como ya sucedió el pasado ejercicio. Ninguna sorpresa. Con este sistema de competición, de doble partido, los sopapos a los grandes se reducen a la mínima expresión, casi desaparecen. Al menos, ya para este curso, no se saben los matorrales que debe desbrozar cada conjunto en su senda a la final; eso sucedía en el pasado y algunos grupos ya tiraban la toalla si una de esas zarzas estaba teñida de azulgrana, blanco, o de rojiblanco colchonero. Sin embargo, el Athletic en sus dos últimas finales (2012 y 2015) no se topó con estos gigantes. Con ninguno. ¿Por qué no soñar con que sucederá lo mismo este curso? Y si repetimos. Y si volvemos a llevar a casi 70.000 personas al escenario de la final. Y si lo conseguimos. ¿Por qué no? Eso sí, primero hay que tumbar a La Balona. Y, ya puestos, que el Barakaldo sorprenda al Valencia.

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