El despegue de Iñaki Williams

Cualidades nunca le han faltado. Su 1,86 de altura y un cuerpo espigado pero atlético siempre le han valido para destacar sobre el resto. Que se lo digan a los juveniles a los que se enfrentaba, quienes veían con resignación su imponente estampa cuando muchos de ellos eran todavía imberbes. Su endiablada velocidad -sus arrancadas dejan atrás a sus rivales- y una buena lectura del juego le han convertido en uno de los delanteros con mayor proyección del panorama futbolístico actual.

Nadie dijo que fuera fácil

Como todo en esta vida, nadie le regaló nada. Iñaki Williams no tuvo una vida fácil. Las penurias laborales llevaron a su familia a la zona media de Navarra, donde malvivieron de la recolecta y cuidado de animales. Eso sí, el traslado a Pamplona resultó clave para que Iñaki llamara la atención en el fútbol por su velocidad y gol. Allí, en el Club Natación, entidad convenida a Osasuna, fue donde comenzó a labrar su historia. Javier Aristu, hoy directivo del Pamplona, entidad afiliada al Athletic, uno de sus valedores. Una charla con un ojeador rojiblanco, Félix Burgui, situó a Williams en el Pamplona, club filial del Athletic, el lugar adecuado para ir comprobando su progresión.

Tras recalar en el Juvenil A bilbaíno dio muestras de su gran clase: 31 goles en 31 partidos. Ahí es nada. El Athletic tenía un diamante entre las manos, ahora debía de pulirlo.

Ascenso al Basconia

No fue un freno el salto a Tercera División ni mucho menos. Es más, ya ante gente bragada Williams destapó el otro capital que tenía a la sombra de su asombrosa velocidad: sus ganas de comerse el mundo, su ambición de ser futbolista y llegar al primer equipo del Athletic, su gran sueño. Ya no duró mucho en Basconia ante su idilio con el gol y su mejoría cada temporada, cada mes, cada partido que pasaba. Medio curso en Tercera, 7 goles en 18 partidos, y ya a Segunda B, todavía con 19 años.

Ahí el jugador con raíces africanas -su padre es de Ghana y su madre de Liberia- tuvo hasta un golpe de suerte: el de encontrarse con José Ángel 'Cuco' Ziganda, que ha moldeado y mejorado las últimas camadas de cachorros con enorme éxito. La prueba es que el Bilbao Athletic es el único filial en Segunda División. A las órdenes del Cuco, Iñaki empezó a dispararse. Como ariete, su puesto natural, jugando en banda, en la izquierda o en la derecha... Daba igual. Había algo especial en él.

Era igual donde iniciase el juego, Williams no paraba de hacer cosas. Entre otras, seguir marcando goles: 8 en 14 partidos de su primera media temporada y 13 en 18 en su segundo medio curso, tras el que saltó al primer equipo coincidiendo con una lesión de Aritz Aduriz. Una fecha que seguro no olvidará: 06/12/2014.

Primer equipo

Iñaki Williams ya es jugador del primer equipo a todos los efectos. Pese a no jugar en su posición natural, ha sabido amoldarse y ser un complemento perfecto del ataque junto a Aduriz y Raúl García. La afición le adora y él siempre quiere dar mas. No da un balón por perdido y la parroquia rojiblanca le agradece su sacrificio. Quizás se veía venir. Pero nunca se sabe. Lo que queda claro es que Iñaki es parte del futuro del Athletic y el Athletic el de Iñaki. Abran paso, un león con alma de pantera quiere comerse el mundo.