Iban Garbayo
Lunes, 9 de noviembre 2015, 17:03
El triunfo del Athletic ayer en San Mamés quedó empañado por un suceso que pudo costar una desgracia. La caída de un palo de madera que sujetaba la bandera del Espanyol en la cubierta de la Tribuna Este hirió en la cabeza a un aficionado. ... Un hecho que pudo evitarse si se hubiera decidido parar el partido para subsanar dicha incidencia. No fue así, y un seguidor rojiblanco -domiciliado en Bilbao- se marchó a su casa con las tres grapas que le tuvieron que aplicar en la cabeza los miembros del IMQ. Personas situadas a su lado se felicitaron porque el palo cayó de canto y no en punta.
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Antes del inicio del partido, varios aficionados ya se habían percatado del riesgo existente. «Observamos que la bandera del Espanyol tenía el contrapeso suelto. Antes del gol de Williams (minuto 8) me dirigí al txapelgorri de nuestra localidad y le alerté del peligro», explicó Itziar Montoya, una aficionada a EL CORREO. Otros muchos seguidores preocupados ante lo que podía suceder también dieron el aviso.
Hay que recordar que las enseñas están a 37 metros de altura. Para evitar que se muevan y no se vean enteras se les colocan unos palos del doble de grosor de los de las escobas para hacer la función de contrafuertes. Según avanzaba la primera mitad, el soporte que sujetaba la bandera se iba deslizando más y más. «Entre jugada y jugada elevábamos nuestros ojos viendo como ese soporte cada vez se deslizaba más», explica Montoya. Dos operarios del club se desplazaron hasta la zona de la cubierta dispuestos a intervenir, pero se decidió esperar al descanso.
Dos minutos
En el minuto 43, sin embargo, el palo termina por escurrirse y cae sobre la grada. ¿Resultado? Un hombre sangrando en la cabeza, otro con un golpe en la pierna..., y un monumental enfado en la grada ante un hecho que pudo haberse evitado. «Habíamos avisado hacía más de media hora y no se había solucionado este peligro. ¿Hace falta que ocurra una desgracia para parar el partido?», expresa la aficionada.
Llegado el descanso se procedió a la retirada de las dos banderas. En poco más de dos minutos desaparecieron. «¿Hacía falta llegar al descanso para realizar esta tarea?», se preguntaba una afición crispada ante lo que estaba viendo. Sin embargo, el daño estaba hecho. Unos seguidores a los que también les sorprendió la falta de seguridad a la hora de extraerlas cuando por poco los contrapesos impactan sobre la cabeza de dos espectadores. Por fortuna, todo quedó en un susto pero la afición se pregunta: «como ocurra una desgracia de verdad, ¿qué será de nosotros?».
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