Toquero vuelve a ser el lehendakari

Descartado por Valverde ya en 2014 -aunque resistió en Bizkaia-, este verano, el mismo día en el que arrancaba la concentración del Athletic en Leogang, se conoció la rescisión de su contrato. Adiós. A los pocos días se confirmó su destino. Al Alavés, a Vitoria, a su hogar, aunque contaba con otras ofertas, como el Oviedo, el Leganés... Le acogieron con los brazos abiertos tanto los aficionados como el club, que le ha convertido en uno de sus referentes: es, por ejemplo, uno de los protagonistas destacados en la página web, junto a Dani Pacheco.

Futura paternidad

Y este futbolista que se despidió de siete cursos en Bilbao con la lectura de un comunicado en Lezama -se encontró con el cariño de los hinchas y de los compañeros de vestuario- devuelve todo ese apego, esas muestras, en el terreno de juego, con esos derroches marca de la casa: en el último duelo acabó con una brecha, seis puntos de sutura, y la cabeza vendada por un golpe. No ha cambiado con respecto a aquel futbolista que salía al campo con Joaquín Caparrós -el que le contrató-, Marcelo Bielsa y Ernesto Valverde. Ese que terminaba con su depósito de energía, y siempre buscaba en la reserva combustible para continuar con su batalla. Corre. Se deja la piel. Toquero en estado puro.

Sin embargo, en este arranque de curso se ha producido una novedad. Ha recuperado el gol. Olfato. Puntería, cuatro celebraciones desde dentro del área y una desde fuera. El último tanto, el domingo, conseguido a los 22 segundos, el acierto más rápido en la Liga Adelante desde el de Viguera en febrero de 2014, también con el Alavés. Sin embargo, la diana no sirvió para tumbar al Albacete. Empate. Aunque sí para descubrir que Toquero y su esposa, Maddi Sánchez, sobrina del doctor Mikel Sánchez y con la que se casó en junio en Laguardia, esperan un hijo. Anotó, cogió el balón y se lo metió debajo de la camiseta. También se llevó el pulgar a la boca. Y por si quedaba alguna duda, el cuadro de Mendizorroza le felicitó en las redes sociales. «Zorionak, Gaizka! Aita Toquero».

En las anteriores dianas, no obstante, organizó una celebración distinta. Al marcar, el futbolista que iluminó la ilusión del Athletic en la final de Copa de 2009 se iba al banquillo y se unía a los suplentes en ese instante de plena felicidad que supone una diana. «Sé lo que se siente ahí, y quiero que ellos sean partícipes de los goles», explicó tiempo atrás un futbolista que ya no recuerda en cada tanto a John Cena, el luchador. Y que ha enterrado también el dorsal número 2. Residente en Lasarte, a seis kilómetros del centro de Vitoria, ha elegido el 18. Romper con el pasado, con ese tiempo en el que no entraba ni en las convocatorias, que tenía que seguir a sus compañeros desde las gradas o por televisión, aunque debutó en la Champions en aquel humillante duelo de Borisov. Su situación, ahora, es opuesta. Giro de 180 grados. Del negro al blanco. De unos últimos tiempos de penuria de rojiblanco al éxito, la alegría y las sonrisas como albiazul.