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elcorreo.com
Lunes, 28 de septiembre 2015, 09:32
Es cierto que resulta algo cobarde culpar a los árbitros de los males de un equipo, y más cuando las mejores sensaciones que este desprende se centran sobre todo en el sacrificio, la intensidad y la capacidad de trabajo. El inicio de temporada del Athletic ha reultado muy gris en la Liga, donde no ha mostrado muchos recursos en el juego ofensivo más allá de pases largos a Raúl García y Aduriz. La necesidad de autocrítica resulta evidente en un conjunto que sólo ha logrado un triunfo en las seis primeras jornadas, pero a la imagen difusa que han mostrado los rojiblancos en su fútbol se le han unido algunas polémicas arbitrales, que han causado indignación en el entorno del Athletic.
La mano de Illarramendi dentro del área, que en caso de haber sido señalada habría acabado en penalti y expulsión para el de Mutriku, se ha colocado en última posición de la lista de posibles injusticias que ha sufrido el equipo de Valverde. Los rojiblancos han recibido tres penaltis en contra y no han disfrutado ninguno. El de Eibar fue claro, el del Villarreal dudoso y el de Barcelona no debió ser señalado, ya que la pelota había salido del campo con anterioridad. Los caprichos balanza de la justicia han originado un clamor por parte de los aficionados contra los colegiados.
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Ernesto Valverde, por su lado, eludió como acostumbra a pronunciarse sobre la polémica mano de Illarramendi, que indignó a los futbolistas rojiblancos sobre el césped de Anoeta. "Va a puerta, va a puerta", repetían desesperados Susaeta y San José a Velasco Carballo, que consideró reglamentaria la jugada. "No he pitado nada porque la tenía pegada al cuerpo y era el brazo cercano al balón", respondió el colegiado. David Moyes, mientras tanto, sostuvo que la postura de su centrocampista era natural al tirarse al césped, y que no podía prever que la pelota rebotara en su brazo después de impactar en su pierna. La versión del escocés resulta más verosímil que la del colegiado, ya que 'Illarra' alzó sus extremidades al cielo en el momento del disparo de Aduriz.
Algunas de las designaciones arbitrales han condicionado de manera determinante los devenires de los encuentros. En los casos de Villarreal y Eibar -el único que es incontestable-, el primer gol es fruto de una pena máxima y por mucho que los dos verdugos del Athletic lograran después una diferencia más amplia, les obligó a remar contra corriente de manera prematura. La mano de Illarramendi, mientras tanto, habría permitido a los rojiblancos sumar dos puntos más con total probabilidad, ya que la Real se habría quedado con un futbolista menos. La polémica del derbi ha extendido los ecos del choque contra el Madrid, en el que el reglamento ofrecía dudas por la posición de Benzema en el primer gol, ya que se encontraba dentro del área en el momento que Iraizoz puso la pelota en juego.
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