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Juanma Mallo
Domingo, 9 de agosto 2015, 23:28
Resuelta con más pena que gloria la primera eliminatoria de la Europa League vale, que el objetivo era pasar, no jugar bonito, ni conceder espectáculo, pero una pizca de chispa, o al menos algún detalle para ilusionar a los aficionados, el Athletic encara el partido ... de ida de la Supercopa ante el Barcelona, ese equipo que se ha convertido en el aguafiestas en las finales para los rojiblancos: tres de tres en la Copa del Rey. Se parte de la premisa que tumbar a este escuadra culé resulta casi imposible, muy complicado, difícil en extremo. Algunos aficionados, entre los que me incluyo, también parte de la plantilla, se agarraban a un factor en los primeros compases de la temporada: el hecho de que tanto Leo Messi como Neymar aún estarían bajos de forma porque disputaron la Copa América, no gozarían de esta plenitud que nos destrozó en el Camp Nou Vista la actuación de ambos el miércoles, en el Joan Gamper, enchufados y entonados, esta circunstancia parecía quedar enterrada. Sin embargo, ayer nos levantamos con la baja del brasileño por una paperas una enfermedad de la que estaba vacunado, una ausencia que evitará quebraderos de cabeza a Ernesto Valverde, a Óscar de Marcos, y también el propio futbolista sudamericano, al que, sin duda, le esperaba una enérgica pitada de La Catedral después de su inexpicable regate, una fea acción, aquel 30 de mayo. Sí, ha caído uno, pero queda el argentino y Luis Suárez, y encima se mira a que Pedro, el posible sustituto, ya aguó la final de 2012 en el Calderón... Con estos ingredientes es normal que surjan ciertas dosis de temor entre la hinchada vizcaína. Sin embargo, esto es fútbol, es un deporte...Todo puede pasar. ¿Miedo? ¿Por qué?
Es verdad, y sería complicado no apreciarlo más allá del "diez" que puso Ernesto Valverde a sus jugadores, que el rendimiento del Athletic frente al Inter de Bakú resultó calamitoso, lamentable, lejos del nivel que se le supone.Faltan algunos profesionales. En este sentido, el técnico espera a Williams como los almonteños el salto de la reja en el Rocío, debido al escaso rendimiento de Susaeta e Ibai en las bandas, más allá de las pinceladas de Aketxe en la Europa League. Que Beñat plasmó un buen nivel en el partido de ida en San Mamés, pero en Azerbaiyán se mostró perdido. También que De Marcos gripó su excelente motor en el Shafa Stadium. Vamos que hubo demasiados condicionantes negativos en aquel encuentro para olvidar es difícil hacerlo, pero resulta recomendable, como el resultado de la ida, el césped artificial... Todo eso tiene que servir para pensar que el Athletic se puede transformar el viernes, con el habitual e inmenso estímulo que supone enfrentarse a un escuadra enorme como el Barça. Es un aliciente, un acicate, que hace que se borren las molestias, que el fútbol empiece a fluir... De ahí que el pánico inicial se haya transformado en cierta esperanza. ¿Quién dijo miedo?
Pues, en cierta medida, lo afirman Messi y Luis Suárez, con la ayuda de Pedro, si resiste antes de huir al United. También el hecho de que el Barça tenga entre ceja y ceja el sextete; esto es, ganar mañana al Sevilla la Supercopa de Europa, superar a los vizcaínos en torneo a doble partido(la vuelta es el 17 en Barcelona), y luego alzarse con el Mundial de clubes, que si se gana es un título de envergadura, y sino un invento de la FIFA para hacer caja. Puede que la acumulación de encuentros, tres duelos siete días a estas alturas de la temporada, pase factura a la escuadra de Luis Enrique.Puede.Y ojalá suceda. Y al ritmo que llevan, también con la lesión de Alba en el Gamper, puede que aún padezca algún caído más en combate.
Son demasiados años, dos generaciones, tres décadas, desde que el Athletic no alimenta sus vitrinas con un trofeo. ¿Será esta Supercopa?Los jugadores y el cuerpo técnico, mucho menos la afición por mucho que estemos en agosto la gente estará en las gradas de La Catedral, eso seguro, no van a tirar la toalla antes de tiempo. Hay quien bromea, que piensa que quizá se produzca una goleada que hace época, e incluso gente que habla de acudir a la cita con los juveniles.Ni mucho menos. Para los que se decantan por la primera opción, que miran a lo que sucedió el sábado contra el Inter.Es cierto que el partido fue soporífero, pero ante un cuadro italiano con casi todos sus efectivos, un Athletic de secundarios y miembros del filial resistió. Eso sí, los milaneses no son el Barça. Por supuesto. Y, para los segundos, los que dicen de tirar el torneo, ¿cuándo tendremos otra oportunidad?Vale, la Europa League, pero esa es otra historia. ¿Miedo? ¿De qué?
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