La afición quiere volver a vivir noches inolvidables como la de Old Trafford.
ARRANCA LA TEMPORADA

¡Vamos a soñar!

El Athletic encara este jueves la primera previa de la Europa League: los jugadores ya han colocado su punto de mira en esta competición, ante la tiranía de Madrid y Barça en la Liga y la Copa

Juanma Mallo

Lunes, 27 de julio 2015, 00:36

Arranca la Europa League. Se descorcha la segunda competición continental para el Athletic, esa que en el ejercicio 2011-12, llevó a la tropa de Marcelo Bielsa a pasearse con éxito por Old Trafford, Gelsenkirchen y el José Alvalade lisboeta. Resulta imposible borrar esos gratos ... recuerdos, esas enormes celebraciones, ese hermoso camino hacia una final en la que el Atlético y el ahora errante Radamel Falcao rompieron el corazón a la afición vizcaína. Regresa el conjunto de Ernesto Valverde al Viejo Continente y lo hace este jueves ante un desconocido Inter de Bakú ante el que, es cierto, no hay que fiarse: ¿recuerdan el sufrimiento y la agonía creada por el Slaven croata en agosto de 2012? Pues eso. Sin embargo, dejando de lado esta prevención, salta al ruedo el cuadro rojiblanco al torneo en el que se puede exterminar esa pertinaz sequía de títulos que devora ya desde hace tres décadas a la familia vizcaína. Con la Copa y la Liga tiranizadas por el Barça y el Real Madrid bueno, existe la esperanza de la Supercopa, de que Messi, Neymar y compañía aún estén buscando su forma, esta competición se observa como la COMPETICIÓN para volver a sacar a pasear la gabarra por la ría. ¡Vamos a soñar!

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Algunos jugadores ya han asumido esta posibilidad. "Ojalá podamos meternos en la final de la Europa League. Es un sueño para todos", confesó el capitán Gurpegui en el inicio de la pretemporada. Kike Sola, en una entrevista con EL CORREO, aceptó el mensaje. "La Europa League puede ser esa ocasión para lograr un título", señaló. Son mensajes positivos, optimistas, de un grupo que asume que la dictadura del Barça y el Madrid a veces se cuela el Atlético como invitado de excepción impide siquiera asomar la cabeza por los dos primeros puestos de la Liga, y resulta una premio excelente como el pasado ejercicio alcanzar la final del torneo del ko. En este sentido, como decía mi compañero Robert Basic, al Athletic se le abre una tercera vía para triunfar, para ser campeón.

Resulta complicado, depende de la suerte, de que la pelota entre quién iba a pensar que los 'Bielsa babes' iban a conquistar el templo red del United con aquella exhibición que aún pone los pelos de punta cuando se evoca, o esa goleada en la casa del Schalke 04, pero soñar resulta gratis, todavía, y a estas pequeñas quimeras nos debemos agarrar los que amamos al Athletic. ¿Es menos equipo el cuadro de Ernesto Valverde que, por ejemplo, el Dnipro, último finalista? ¿No puede ganar el conjunto vizcaíno, a un partido, al Sevilla de Unai Emery, campeón dos veces de forma consecutiva? ¿Y al Benfica, que cayó ante los hispalenses en 2014?

El camino, sin duda, resulta largo. En exceso. El telón se levanta el jueves, un 30 de julio, casi diez meses antes de que el estadio St. Jakob-Park de Basilea acoja la gran final. Pero, por si acaso, vayan apuntando la fecha: el 18 de mayo de 2016 se celebrará ese encuentro decisivo, ese duelo decisivo del segundo torneo organizado por la UEFA. A estas alturas, por supuesto, es demasiado pronto para pillar un vuelo para esas fechas -por si acaso, un vuelo con escalas, saliendo el día anterior y regresando al siguiente, cuesta alrededor de 250 euros, y en coche son alrededor de 11 horas-, también para reservar un hotel -los suizos ya se han dado cuenta de que pueden sacar tajada y se han tirado un largo con algunos precios-, pero esta esperanza es la que debe impulsar al hincha del Athletic -y al equipo- en este ejercicio que está a punto de comenzar.

De hecho, a pesar de que el Inter de Bakú no es de esos rivales que llaman la atención -vamos que es tan conocido por estos lares como el sol en el verano vasco-, resultará fundamental que la hinchada arropa el jueves al equipo para obtener un grato resultado y dejar casi sentenciada la eliminatoria. Ya lo advirtió Valverde el sábado: la vuelta es un campo de hierba artificial. Así que, teniendo en cuenta además que al día siguiente es fiesta, para muchos el inicio de las vacaciones, que los socios entran gratis, La Catedral deberá empujar el jueves a los vizcaínos. Y lo hará, seguro. Como siempre. Porque esa es la primera piedra para que ese sueño que tenemos no se transforme demasiado pronto en pesadilla.

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