Aduriz celebra la victoria abrazado a Williams. Fernando Gómez

Aduriz aleja el peligro

La escuadra rojiblanca encierra al Rayo y tarda 85 minutos en conseguir el gol de la victoria, de nuevo obra del guipuzcoano

JON NAVASCUÉS

Domingo, 22 de febrero 2015, 15:25

El Athletic ha conseguido hoy una victoria vital ante un rival de la misma liga, al que tras la victoria pasa en la tabla. El conjunto rojiblanco firmó un partido que evidenció su mejoría ante un Rayo Vallecano que no dejaba jugar, asfixiando las ideas ... ofensivas con su presión e intensidad. Un duelo de constantes interrupciones y de área a área, en el que se vio un fútbol muy directo pero con pocas ocasiones de gol y en el que el Athletic persiguió con insistencia el gol durante toda la segunda parte. La historia pudo ir por otro camino si el colegiado no hubiese anulado un gol de Mikel Rico que era válido en la primera parte, pero el avasallamiento de los rojiblancos en la segunda encontró un merecido premio cuando Aduriz, el de siempre, dio la victoria tras aparecer en el lugar indicado para convertir un balón dividido en tres puntos. El Athletic no ganaba en casa en Liga desde el 21 de noviembre.

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Valverde puso sobre el verde a un once de gala, sin experimentos esta vez en la alineación. Etxeita pudo acudir finalmente a la cita y así el técnico no se vio obligado a trastocar sus líneas; San José en el pivote, donde roza el sobresaliente. Claro que a la media hora de partido realizó un cambio cuanto menos sorprendente. Quitó a Unai López, que estaba cuajando una actuación de nivel, por la verticalidad y desborde de De Marcos, cuya polivalencia necesita el equipo y le priva de descanso. En Turín y hoy, De Marcos aparece en el campo cuando al técnico no le gusta lo que ve. Aunque no es una de sus cualidades, el de Laguarda también puede ganar más balones aéreos que el cachorro. Era lo que marcó el partido. Con tanta presión, con los dos equipos concentrados en el centro del campo, jugarla con criterio era muy complicado. Hasta Iraizoz no tenía dudas en mandar a su defensa para arriba en cada saque de puerta.

Todo empezó de cara para el Athletic, cómo no con Aduriz de protagonista. El delantero tumbó con un recorte a Amaya y metió el pase de la muerte al corazón del área. Unai López era el destinatario, pero al mediapunta se le encogió la pierna y la mandó fuera. La ocasión sin duda más flagrante de la primera ocasión, que tampoco vivió muchas más. Luego Kakuta brindó una ración triple de peligro. Disparo desde la frontal desviado, se corrió toda la banda para poner un buen balón a Baptistao y por último sacó una falta que Iraizoz tuvo que mandar a córner.

El Rayo, a la contra

El Rayo no estaba cómodo. Los rojiblancos iban un paso por delante y llevaban la batuta, por eso sus oportunidades llegaban a la contra, como cuando Baptistao ganó en carrera a los dos centrales bilbaínos. Laporte también rondó el gol tras un cabezazo a pase de Susaeta que obligó a Toño a sacar la manopla. Con el cambio tempranero se pudo intuir lo que el técnico le había reclamado a De Marcos. Caída a bandas, llegada hasta la línea de fondo. Profundidad para abrir a un Rayo que defendía demasiado cómodo. Antes del descanso, Rico marcó un auténtico golazo de vaselina que el juez de línea anuló por un fuera de juego que no existía por centímetros, por lo que se llegó al descanso con unas tablas que quizá no hacían mérito al mejor desempeño de los locales.

No hubo más variaciones en el bando bilbaíno tras el paso por vestuarios y el partido continuó por el mismo camino. Relativo dominio rojiblanco, pero infructuoso en lo últimos metros. En el Rayo Toño tuvo que abandonar y entró Cristian, que entró al partido con malas decisiones pero que fue asentándose. Tras un comienzo de segunda mitad poco productivo, la entrada de Williams revolucionó las cosas. Entró por Muniain, peleón pero poco incisivo ayer. Y en su primer contacto con el balón buscó la portería dentro del área, pero su definición se topó con un defensa. Se nota que el joven bilbaíno tiene hambre, quería estrenarse en casa. Situado en la banda derecha, aportó tanto en defensa como en los metros finales. Y a diez minutos del final un disparo suyo fue repelido por el meta rival.

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Encerrado en su campo, el Rayo metió a Manucho para ya decantarse por aceptar su rol, aguantar las acometidas arrinconados en su campo y salir en velocidad a la espera de sorprender. El balón constantemente estaba por el área del Rayo, no así el peligro. Sin embargo, al final la insistencia tuvo premio y Aduriz cazó un balón dividido dentro del área que puso en el fondo de las mallas. Otra vez el 9, otra vez salvador. Una victoria balsámica que recompensa la insistencia local y hace que el Athletic alce el vuelo y adelante al Rayo en la clasificación. El horizonte es ahora un poco menos oscuro.

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