Una noche esperada demasiado tiempo

El partido contra el AZ Alkmaar debería ser, por tanto, una buena ocasión para disfrutar de una gran noche de fútbol. Y ponemos el condicional porque algunas de estas citas europeas, lejos de deparar satisfacciones, han deparado en Bilbao incidentes propios de las crónicas de sucesos. De hecho, en el partido anterior al del Olympique de 2018, es decir, el que el Athletic jugó un mes antes contra el Spartak de Moscú fue en el que se produjeron los incidentes que provocaron la muerte del ertzaina Inocencio Alonso. Confiemos, por tanto, en que no haya que hablar de los ultras; ni de los nuestros, contra los que el club parece dispuesto a actuar con una firmeza que se ha echado de menos desde hace muchos años, ni de los del AZ, cuya directiva ha sido firme contra sus hinchas violentos pero todavía no ha podido erradicar a un grupúsculo llamado Ben Side cuya presencia hoy es una incógnita.

En lo estrictamente deportivo, el choque tiene una trascendencia evidente. Si la de Roma era la salida más complicada para el Athletic, sobre el papel la visita del AZ Alkmaar también lo es. Aunque es verdad que el Slavia de Praga está en un gran momento, de hecho es líder invicto en su liga y comenzó la Europa League ganando sin problemas al Ludogorets, los holandeses, terceros en la Eredivisie, se antojan más peligrosos. Los tres puntos, por tanto, comenzarían a despejar el camino de los rojiblancos en su primer objetivo: el de clasificarse entre los ocho primeros para pasar directamente a los octavos y evitar así una eliminatoria.

Las características de los dos equipos invitan a ser optimistas con el Athletic, al que le sientan mejor los rivales como el AZ Alkmaar, un equipo ofensivo y jugón, holandés en el mejor sentido futbolístico del término, que los rácanos y especulativos. Y le sientan mejor por una razón sencilla: porque a la mayoría de los equipos divertidos como es el de Maarten Martens les supera en energía y en potencial ofensivo. Un choque abierto esta noche, por tanto, puede ser beneficioso para el resultado y para el espectáculo.

Alguien dirá que esto último es mucho pedir, que bastante tiene el equipo de Valverde con seguir en la línea de buenos resultados que acumula desde después del parón: tres victorias y dos empates. La realidad, sin embargo, es que el Athletic empieza a necesitar un partido brillante, redondo en todos los conceptos, como algunos de los que firmó la pasada temporada. Y es que, al final, a un equipo lo que de verdad le da confianza es jugar bien. Sabe que sólo con un buen fútbol será capaz de mantener una línea de buenos resultados. De lo contrario, jugando a la ruleta, tarde o temprano acaba decayendo.

En una noche que promete buen fútbol y en la que puede batirse el récord de asistencia a San Mamés esta temporada y alcanzar los 49.000 espectadores, es natural poner el foco en los jugadores destinados a marcar la diferencia. En el AZ serían el irlandés Troy Barrot, su máximo goleador, y el extremo Ruben Van Boomel, el prometedor extremo hijo de Mark Van Boomel, el famoso leñador. En el Athletic hay que hablar de Nico Williams, que tiene una buena oportunidad para brillar en el escaparate europeo. Su temporada hasta ahora no se puede decir que esté siendo mala, pero desde luego sí muy alejada de lo que se espera de un futbolista de su nivel, la estrella indiscutible del equipo. Un solo gol, cero asistencias y ninguna actuación sobresaliente. En realidad, sólo ha dejado detalles de su gran talento.

El otro sería Oihan Sancet, que volverá al equipo tras sus ausencias ante la Roma y el Sevilla. Cuando el navarro está en forma, como estaba, su presencia es una garantía para el Athletic. Valverde está dispuesto a introducir muchos cambios en el once esta temporada -hoy volverá a hacer algunos y todo indica que optará por la alineación de gala-, pero lo cierto es que cada vez que toca a Sancet el grupo se resiente. Le cuesta jugar sin él como enganche y dinamizador del trío de ataque. Es de suponer que su debut en Europa le ilusionará lo suficiente como para firmar una gran actuación.