¿En qué momento empezó el 'caso Nico'? ¿Fue el 7 de abril, después de que el pequeño de los Williams fuese nombrado mejor jugador de la final de Copa conquistada por el Athletic en La Cartuja? ¿Quizás mucho antes, el 1 de diciembre del ... año pasado, cuando pactó en su renovación hasta 2027 una cláusula de 'solo' 58 millones de euros, un caramelo para los poderosos de Europa? ¿O comenzó hace bien poco, en la Eurocopa que le catapultó de manera definitiva a estrella mundial, con dos premios a mejor jugador, otros tantos goles, una asistencia y un lugar en el once ideal del torneo que se llevó España?
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No habrá respuesta porque Nico Williams se queda en Bilbao. «Con muchas ganas de esta temporada». Apenas seis palabras alegraron este martes la mañana de miles de vizcaínos que andan de vacaciones y la vuelta al trabajo de otros tantos. Incluido el mismo jugador, que adelantó su regreso a los entrenamientos, fijado para el próximo lunes, cuando se hubiesen cumplido cuatro semanas de la final de Berlín. Apareció por sorpresa en Lezama, grabó un vídeo para las redes sociales del club, saludó al Txopo -«¡Aupa, Ángel! ¿Qué tal, bien?»- y, de fondo, mandó un mensaje letal para la maquinaria culé. No será azulgrana.
Porque el 'caso Nico' nunca ha existido en el seno del Athletic, que en todo momento ha estado tranquilo porque confiaba en su jugador. Asumiendo que siempre habría ruido, ha mantenido la calma. Sonó el Arsenal de Arteta o el PSG de Luis Enrique, pero ninguno tan fuerte como el Barcelona, precisamente el más débil económicamente hablando. Joan Laporta, ansioso por contrarrestar la llegada de Mbappé a su eterno rival, volvió a fiar su suerte al 'show', a las declaraciones que el 'soci' quiere escuchar, para ocultar las penurias que atraviesan las cuentas del club azulgrana, ávidas de nuevo por encontrar nuevas vías de ingreso. También a las amistades que tiene el extremo navarro en el vestuario de Hansi Flick, empezando por su inseparable Lamine Yamal, con quien estuvo hace unos días en Marbella. Los medios catalanes y los tanto inagotables como cansinos 'gurús' de Twitter terminaban de enfangarlo todo.
Incluso el presidente de la Liga, Javier Tebas, afirmó que la entidad culé estaba «cerca de fichar» a Nico, cuya cláusula fijó en 85 millones. Las declaraciones del mandatario llegaron a solo dos días de la final de la Eurocopa. Y aunque durante el torneo que le encumbró a la cima del fútbol pareció no notarse en él todo el ruido que había alrededor, en el vestuario de la selección sí notaron ese hartazgo. «Ha sido un mes y medio muy complicado para él. No se ha merecido la presión a la que ha sido sometido», afirmó rotundo Unai Simón en Lezama. Nadie mejor que él sabe cómo lo ha pasado el jugador.
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Porque Nico, requerido por todos los medios españoles y un buen puñado de internacionales, apenas quiso hablar durante la Eurocopa. Quería estar centrado en el objetivo finalmente conseguido. No salió nunca en rueda de prensa y en las pocas entrevistas que concedió, pese a que Jon Uriarte acusó a la Federación de «no saber protegerle», dijo sentirse rojiblanco, aunque se le pedía desde Bizkaia que fuese más rotundo a la hora de cerrar la puerta a una salida. «El Athletic es mi casa. Acabo de renovar hace poco. Estoy muy contento, muy feliz. Es difícil de llevar porque todo el mundo está constantemente preguntándote qué vas a hacer con tu futuro. Yo soy un chaval de 21 años que lo único que quiere es jugar al fútbol», declaró a 'RNE'.
En paralelo, en cada comparecencia del Athletic salía el tema a la palestra. Una voz autorizada como la del capitán Óscar de Marcos dejaba una curiosa reflexión: «Parece que si no vas al Barça es un error, pero no es oro todo lo que reluce. Hay que valorar dónde estamos». Ernesto Valverde, más cauto, declaró el pasado fin de semana estar «tranquilo, igual que antes». En declaraciones a EL CORREO en el primer amistoso en Burgos, añadió: «Solo quiero que Nico también lo esté».
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Robert Basic
Desde la final del 14 de julio hasta este martes Nico mantuvo silencio. Se refugió en Cerdeña junto a Remiro y Morata y más tarde en Marbella junto a Yamal y Laporte. Ahora, tras acortar seis días su vacaciones, solo piensa en llegar en perfecto estado de revista al jueves de la semana que viene, cuando el Getafe visite San Mamés para subir el telón de una temporada ilusionante para la familia rojiblanca, con la final de Europa League en La Catedral el 21 de mayo señalada en rojo en el calendario.
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