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El cuarto árbitro levantó la tablilla en la que se encendió el número 22. Lo mismo le pasó al Athletic con la entrada de Nico Serrano, que vio iluminado el camino con la salida del joven extremo. Ernesto Valverde decidió activar al chaval junto con Mikel Vesga y Unai Gómez y no pudo mover mejor las piezas en un tablero en el que de repente se hizo la luz. La trajo el navarro con su chispa, ganas y hambre de comerse al Ludogorets y parte de mundo, afilado en la banda derecha, vertical y atrevido para sacar del pozo a un equipo desengrasado y falto de alegría, huérfano de clarividencia en los metros finales. Hasta que un chico de 21 años acabó de descoser a los búlgaros con un bonito gol que significó la remontada y los tres puntos. Iñaki Williams abrió la lata y Serrano se llevó lo que había dentro para alimentar el casillero europeo del equipo.
34 meses
habían pasado desde el primer y hasta ayer único gol de Serrano con el Athletic
Habían pasado casi tres años desde el primer y hasta ayer único gol de Nico Serrano con la camiseta del Athletic. En enero de 2022 marcó en Vallecas y tras un largo paréntesis repleto de cesiones y alguna que otra lesión –estuvo en Mirandés, Zwolle y Racing de Ferrol, donde se hizo daño en un hombro y tuvo que pasar por el quirófano– apareció de la nada en Razgrad y salió al rescate de los rojiblancos. Su gol ante el Rayo Vallecano valió los tres puntos y el de Bulgaria también, con el valor añadido de mantener al equipo entre los ocho mejores en la Europa League y asegurar los dieciseisavos de final. Es una bala en la recámara que conservan los vizcaínos porque los hombres de Txingurri solo piensan ahora en mantener su posición actual y acceder así directamente a octavos. Una bonita diana del navarro lo hizo posible cuanto todo pintaba regular.
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Valverde tocó las teclas perfectas y cambió la melodía en el Ludogorets Arena. El Athletic pasó de ritmo lento a rock and roll, con un par de zarpazos que descompusieron a los búlgaros. Se habían adelantado con un golazo de Marcus (m. 20) y desde entonces sujetaron bastante bien a los leones, incapaces de morder. El entrenador de los bilbaínos retiró a un desacertado Gorosabel, a un gris Djaló y a un trabajador pero desafilado Prados para dar entrada a Nico Serrano, Unai Gómez y Mikel Vesga. Pues bien, los dos primeros tuvieron un impacto directo en el resultado final.
17 minutos
había tenido el navarro este año (Espanyol) hasta el duelo del Ludogorets
Segundos antes de que Iñaki Williams marcara después de un control exquisito, el extremo navarro había percutido bien por su banda y puso el centro en el área que interceptó un jugador rival y lo entregó mal. La acción por lo tanto siguió y De Marcos asistió al mayor de los hermanos en el tanto del empate. Apenas un minuto más tarde, Unai Gómez se hizo con el balón, lo condujo unos 30 metros y lo entregó a Nico Serrano, quien con la zurda, su pierna buena, batió a Padt por el palo largo. Lo festejó por todo lo alto, cerró una brecha de casi tres años sin celebrar un tanto con el Athletic y desapareció entre los abrazos de sus compañeros. «Tenía muchas ganas de vivir este momento, que es lo mejor que hay en la vida», dijo el navarro al término del duelo.
Tuvo que salir cedido –Valverde se lo dijo así en el verano de 2022–, se vino abajo y aun así eligió irse al Mirandés. Jugó hasta lesionarse y luego calificó aquella temporada en una entrevista con este periódico como el «peor año de mi vida» debido a sus problemas de tobillo. Tampoco le fue mejor en el Zwolle neerlandés, un préstamo que se resolvió antes del tiempo porque no participaba. Desde Holanda hablaba todas las semanas con el psicólogo del Athletic para sobrellevar aquella situación. De ahí se marchó al Racing de Ferrol, equipo en el que volvió a reconocerse. Se hizo daño en un hombro y se tuvo que operar. Ahora, después de todo esto, sonríe como rojiblanco. «El gol es una pequeña recompensa a todo el trabajo que estoy haciendo, un premio para seguir. Quiero más. Espero que sea el primero de los que van a venir», apuntó sobre el tanto en Razgrad.
56
fue el minuto en el que entró el extremo junto con Vesga y Unai Gómez. Tardó 18 en marcar y dar la victoria al Athletic
Nico Serrano no solo revitalizó al Athletic y marcó la diana de la remontada, sino que incluso cortó un peligroso contragolpe con falta sobre Rick. Le costó la amarilla y una bronca con varios de los jugadores del Ludogorets, que le rodearon, acosaron y hasta Rwan Seco lanzó algo parecido a un cabezazo. También fue amonestado. Se montó un buen lío del que salió bien parado el conjunto rojiblanco. El caso es que el navarro abortó una acción peligrosa con una entrada un poco fea, pero en ningún momento corrió peligro la integridad física del extremo brasileño.
«Me costó entrar al partido por el frío, pero cuando calenté estaba cómodo», dijo Serrano. Admitió que le gustaría participar más –hasta este jueves, Valverde le había puesto 17 minutos ante el Espanyol–, pero afirmó que el tiempo que le dé el técnico «lo voy a aprovechar, sobre todo para que se me tenga en cuenta». Puso la primera piedra en Razgrad, tan grande como los tres puntos ganados.
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