Nico deja de ser el 'hermano menor' de Iñaki
Con su convocatoria a la selección, el pequeño de los Williams demuestra su personalidad competitiva
alberto del campo tejedor
Viernes, 16 de septiembre 2022, 14:41
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alberto del campo tejedor
Viernes, 16 de septiembre 2022, 14:41
En abril de 2021, Nico Williams debutaba con el Athletic, coincidiendo con su hermano Iñaki. Menos de un año y medio después, el pequeño de los Williams ha alcanzado el sueño de todo jugador: la selección. Cuando el joven Nico irrumpió en Primera, muchos aficionados ... de toda España dudaron sobre si no se trataba de un caso de 'enchufismo»'. Porque en muchos clubes, los hinchas recuerdan amargas experiencias con jugadores que llegaron a la sombra de su hermano mayor, ya consagrado, y jamás cumplieron con las expectativas. En el Betis, las comparaciones resultan odiosas entre el campeón del mundo Nabil Fekir y su hermano menor, Yassin. Aun estando disponible para Pellegrini, el técnico chileno jamás le dio una oportunidad. Tenía razón: ahora juega cedido, en la Real Balompédica Linense.
Los casos de '«hermanos malos' parecen constituir en el Betis una auténtica tradición. Uno de los más rememorados es Iván Pérez Muñoz, el hermano menor del gran Alfonso. Mientras que el público se hartó de cantar eso de «qué bonito, qué bonito, son los goles de Alfonsito», el Villamarín solo pudo festejar un gol de Iván entre los años 1997 y 1999. Con estos antecedentes, los béticos se muestran escépticos cada vez que se habla de que tal o cual hermano menor que juega en la cantera se parece al que triunfa en la élite.
En el Athletic ocurre lo contrario. El aficionado recuerda muchos casos de hermanos exitosos, aunque no fueran equivalentes. La carrera de Julio Salinas fue, sin duda, más triunfal que la de su hermano menor: jugó tres Mundiales y, además de en el Athletic, militó en otros grandes clubs incluyendo el Atlético de Madrid, el Barça y el Superdepor. Pero su hermano Patxi se quedó una década en San Mamés y vistió de rojiblanco durante casi 300 partidos. Luego se fue al Celta.
Que los aficionados del Athletic recuerden hasta 25 duplas de hermanos jugadores sin duda ha generado un ambiente de confianza y paciencia con el joven Nico. Donde en otros clubs miran al hermano menor con suspicacias, en San Mamés le alientan y apoyan, acaso también porque la idiosincrasia rojiblanca se arma sobre la idea de que constituyen una gran familia. Mientras otras hinchadas están deseosas de fichar a la última estrella de turno que juega lejos, el seguidor del Athletic experimenta mayor placer cuando ve que triunfa un vástago de los suyos. «Es como si llegara tu propio hijo», me dice un aficionado rojiblanco.
Desde luego, son obvias las ventajas de estar arropado por un hermano mayor: el joven puede aprovecharse de la experiencia y madura antes. Es lo que reconoce Marc Gasol. Pero existen no pocos peligros. Entre ellos está la continua e inevitable comparación a la que se expone el que viene detrás. Los padres lo hacemos continuamente y los psicólogos advierten sobre sus efectos negativos: surgen celos, se merma la autoestima o el individuo duda entre imitar la conducta del hermano que recibe la aprobación o desarrollar su propio camino, a menudo en una dirección opuesta, para reafirmarse.
Otros estudios concluyen que, a veces, el hermano que sale malparado de la comparación (frecuentemente el pequeño) puede desarrollar una mayor capacidad para gestionar la crítica, acaba aprendiendo que la gente opina y que uno no puede identificarse con dichas opiniones. La confrontación te hace fuerte. Es lo que Iñaki afirma de su hermano: que las comparaciones han forjado el carácter de Nico y que este está decidido a marcar su propio camino, aun cuando no desaproveche las enseñanzas que le proporciona quien ya está en la élite. Por ejemplo, la necesaria humildad.
Nico ha minimizado los inconvenientes y maximizado las ventajas de ser el pequeño. Un estudio basado en más de 500 familias demostró que los hermanos menores eran mejores deportistas que los mayores. Entre las razones: los menores asumían que la vida es un continuo desafío, que el cambio es deseable y que vale la pena luchar por ello. Los hermanos mayores tendían a ser más responsables y enfatizaban la seguridad: conservar lo conseguido. Los pequeños, por el contrario, siempre anhelaban más, acaso porque su identidad se forjaba sobre la idea de no quedarse en «hermano de». Voy a escribir al recién seleccionado para sugerirle que sustituya el 'Williams Jr.' de su camiseta por 'Nico». Sin duda, se lo ha ganado.
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