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jon agiriano
Jueves, 19 de enero 2023, 19:20
Desde que comenzó la temporada, Ernesto Valverde ha hecho muchas pruebas en lo que suele llamarse la sala de máquinas del equipo. Se le podía haber llamado de otras maneras, pero al final, por lo que sea, ha triunfado esa analogía industrial. Hablamos del ... eje que forman la pareja de medios centros o, si lo prefiere el entrenador, el medio centro en solitario con dos volantes como escolta. A diferencia de sus predecesores, que siempre optaron por un dúo y restringieron sus experimentos a hacer combinaciones de dos entre cuatro elementos (Dani García, Vesga, Vencedor y Unai López), Txingurri ha explorado otros caminos.
En el primer partido de Liga, ante el Mallorca, el técnico rojiblanco optó por situar a Vesga como medio centro y a Muniain y Sancet como volantes. No fue una sorpresa, pero es cierto que en los días previos se barajó también otra opción que al Athletic le había funcionado muy bien en el último amistoso serio de la pretemporada, el que le enfrentó a la Real en Lasesarre con la Euskal Herria Txapelketa en juego: la de que fuese Zarraga el que ocupara el lugar de Muniain. Que esa apuesta entonces desestimada o abortada se haya materializado al cabo de cinco meses no deja de ser curioso.
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Valverde mantuvo su elección en las cuatro primeras jornadas de Liga. Sólo en la quinta hizo un cambio y optó por Dani García en lugar de Vesga como 'centrojás', que diría un argentino. Y mantuvo al de Zumarraga en los siguientes compromisos frente al Rayo, el Almería y el Sevilla. Ante el Atlético, sin embargo, volvió a la opción inicial, pero la cambió en el siguiente encuentro, frente al Getafe, de un modo inesperado. En el coliseo Alfonso Pérez, Txingurri sacrificó por sorpresa a Berenguer, cuyo puesto en la banda izquierda ocupó Muniain, mientras que Herrera entró en la posición en la que venía jugando el capitán. La prueba no salió bien. Muniain, que contra el Atlético ya había sido sustituido en el minuto 66, fue retirado esta vez en el 55. Algo estaba pasando, evidentemente, y se demostró días después. El futbolista de La Chantrea no jugó un solo minuto en el Camp Nou y, desde entonces, ha sido suplente en todos los partidos de Liga y en tres de los cuatro de Copa. Sólo ante el Eldense jugó de inicio.
En aquel duelo contra el Barça sucedieron también otras cosas interesantes. Zarraga, que hasta entonces era un suplente fijo que sumaba minutos de baratillo en las rectas finales de los partidos, entró en el once como media punta. Obligado a jugar de espaldas, lo suyo fue una especie de sacrificio inútil y extraño. Herrera, por su parte, volvió a ser titular, pero duró en el campo veinte minutos. Se lesionó, fue relevado por Dani García y se libró de la escabechina. La sala de máquinas, en fin, estaba sufriendo alteraciones, ciertos movimientos tectónicos.
En la siguiente jornada, contra el Villarreal, Valverde cambió el dibujo y optó por jugar con una pareja de medios centros (Vesga y Sancet) y situó a Raúl García de media punta. El experimento le dejó más satisfecho que al resto de los mortales rojiblancos y lo repitió contra el Girona. Pero esta vez el descarrilamiento fue indiscutible. Oihan Sancet, como también se había demostrado en la primera parte contra el Villarreal, quedaba muy diluido lejos de su zona de mejor influencia. De ahí que Txingurri, ante el Valladolid, en el último partido antes del parón por el Mundial, volviera a dar más aire ofensivo al navarro y recuperase a Herrera como compañero de fatigas del intocable Vesga.
Condición física
La vuelta al tajo tras el Mundial ha traído nuevas ideas. Contra el Betis, Valverde tomó la senda del clasicismo más precavido y utilizó por primera vez dos medios centros defensivos, Vesga y Dani García, adelantando a Sancet a la media punta. Se trataba de una pareja bajo sospecha por su malos resultados desde los tiempos de Marcelino, pero el técnico de Viandar de la Vera quedó satisfecho. No tanto como para darle continuidad en San Mamés contra Osasuna, donde optó por Vesga más Zarraga y Sancet, pero si como para volver a utilizarla en el derbi contra la Real, otro equipo con muchos jugones en la medular, como el Betis. El fiasco en Anoeta fue evidente y el miércoles ante el Espanyol, Txingurri volvió a la variante anterior, la de Vesga con Zarraga y Sancet de volantes. Y como sucedió contra los pupilos de Jagoba Arrasate, funcionó de manera notable tanto en defensa -Osasuna y Espanyol apenas crearon peligro- como en ataque.
¿Será la definitiva? Nadie lo sabe. Valverde, eso sí, no va a tenerlo fácil para cambiar su última apuesta mientras los tres futbolistas elegidos rindan a un buen nivel. Por su recorrido hasta ahora, Zarraga es la pieza que podría estar más sujeta a discusión, sobre todo teniendo en cuenta que por su puesto compiten ni más ni menos que Muniain y Herrera. El getxotarra, sin embargo, cuenta con una ventaja clara sobre ambos que puede ser decisiva en un equipo como el Athletic que vive de un juego de alta intensidad: su nivel físico es muy superior. Está a años-luz, realmente. Zarraga rinde con y sin balón. Puede ofrecer criterio, máximo dinamismo, presión y robos a mucha altura, desborde con conducciones rápidas, llegadas al remate... Es un jugador diferente. Si demuestra por fin carácter en el campo para asumir protagonismo y se asienta, será difícil verle fuera de la sala de máquinas del Athletic.
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