Mourinho se la juega ante el Athletic

Han pasado aquellos tiempos grandiosos de Mourinho, aunque no consiguiera desbancar al Barcelona de su pedestal. Ahora dirige al Fenerbahçe turco y dicen en Turquía que su puesto peligra si el Athletic consigue puntuar mañana. En Estambul no tendrán la paciencia que tuvieron Florentino y otros dirigentes con su forma de trabajar si no llegan los resultados.

Mou nació para el fútbol. Su padre era portero del Vitoria de Setubal en el que su abuelo fue el presidente, pero él no estaba dotado para ser futbolista, así que se decantó por la dirección técnica. Empezó a estudiar administración de empresas, pero después de haber ayudado a su padre, que era director técnico del Río Ave, su carrera enfiló por otro lado. Empezó a dar pasos hasta que se integró como traductor de Bobby Robson en el Sporting y el Oporto.

Cuando el entrenador inglés fichó por el Barça se fue con él como segundo entrenador, y tuvo su primera polémica en el fútbol español en San Mamés, cuando Luis Fernández se encaró con él al acabar un partido con victoria rojiblanca. Casualidades de la vida, aquel día fue Pep Guardiola el que salió a defender a Mourinho, su némesis años más tarde.

Y es que la carrera de entrenador de Mou fue creciendo también con Louis Van Gaal. Cuando el holandés dimitió, el nuevo entrenador del Barça, Serra Ferrer, prescindió de sus servicios. Mourinho decidió entonces que ya no quería estar a la sombra de nadie. Descartó una oferta de Robson para acompañarlo en el Newcastle y en 2000 comenzó a entrenar al Benfica para sustituir a Jupp Heynckes, pero cambió el presidente y solo dirigió al equipo lisboeta en nueve partidos. Descendió un escaño hasta el Leiria, pero su trabajo llamó la atención del Oporto, otro grande de Portugal. Fue un acierto, porque junto a la desembocadura del Duero llevó en tres años al equipo a ganar la Liga de Campeones en la final frente al Mónaco (3-0) con un equipo fantástico.

La carrera de Mourinho estaba ya en lo más alto. Los equipos ingleses se pegaban por él. Chelsea y Liverpool se disputaban su fichaje. «El Liverpool es un club que interesa a cualquiera, el Chelsea no me interesa tanto», dijo entonces. Pero descartó la ciudad del norte de Inglaterra y recaló en Londres a la sombra de Roman Abramovich. Era 2004 e iba a ganar cinco millones de euros anuales, un contrato que fue subiendo. El día que llegó se definió como un tipo muy especial, «no me llamen arrogante». Desde entonces fue 'The special one' para la prensa. Fichó por 75 millones de euros. Ganó la primera Premier del Chelsea en 50 años, aunque no logró la Champions, e igualó el récord de victorias consecutivas en un inicio liguero. Pero su carácter desgasta a los clubes. Al final acabó rompiendo con Abramovich en su cuarto año. En septiembre de 2007 dejó el club.

El Inter fue otro éxito. Con el club italiano volvió a ganar la Champions y todos los títulos posibles. Cuando levantó la orejona, el Real Madrid ya había puesto sus ojos en él. Llegó al Bernabéu en 2010 y desde entonces fue el anti Guardiola, pero su personalidad era complicada pese a batir varios récords en el Madrid y tener la admiración de la afición. Consiguió una Copa y una Liga, aunque la Champions se le resistió.

En 2013 regresó al Chelsea, pero los éxitos fulgurantes se fueron difuminando; su siguiente escalón fue un Manchester United en decadencia. Regresaba el morbo, porque en el City ya estaba Guardiola. Luego el Tottenham, la Roma y ahora el Fenerbahce. El personaje Mourinho no se difuminó, aunque el entrenador, ya con 61 años, no brilla como antes. Ahora está en peligro de despido. El Athletic puede ser su ejecutor. El dedo en el ojo de Mou.