«El modelo del Athletic está vivo, sigue teniendo todo el sentido del mundo»

- Recuerde su llegada al Valencia.

- Fue en 1994, tras la final de Champions perdida con el Barça ante el Milan 4-0. Tenía dos años más de prórroga que el Barça no ejecutó. Cuando estaba en Estados Unidos para el Mundial vino Paco Roig, que acababa de ganar las elecciones, para decirme que me querían. Fueron cuatro años buenos. En la campaña de mi despedida con Ranieri en el banquillo además ganamos en el Bernabéu, Nou Camp y San Mamés. Tuve también a Luis Aragonés y fuimos segundos con un equipo muy competitivo en la Liga que ganó el Atlético.

- ¿La eliminatoria entre Athletic y Valencia puede ser vista desde el duelo entre dos modelos, un club de sus socios y enraizado en sus tradiciones contra otro con dueño en Singapur y mercado mundial?

- En España no estamos tan acostumbrados a que los clubes pertenezcan a dueños que están lejos. En Francia e Inglaterra es el pan nuestro de cada día, algo que le gente ni siquiera mira. Allí es habitual que el centro de decisión esté lejos del foco de emoción.

- ¿Debería seguir Marcelino en el Athletic?

- Nunca he hablado con él. Desde la distancia da la sensación de que tiene una buena conexión con su grupo, con su equipo, con el proyecto del Athletic. Desde ahí, se siente bien. Ya conoce lo suficiente para saber cuál será su aportación a futuro. A mí lo que me interesa más de Marcelino es que en el tiempo que lleva ha comenzado a dar salida a jugadores jóvenes. Me gusta porque eso le da continuidad al modelo Athletic. Ahí me parece que está muy bien integrado. Luego sobre su futuro, son cosas que se hablan y deciden en el ámbito interno de un club. Lo que decidan será bueno para el Athletic. Los que están en el club están bien posicionados para valorar. Y él puede hacer esa valoración sabiendo que es un entrenador cotizado en el mercado. Yo, que he estado fuera, sé que es un técnico apreciado en el mercado.

- ¿Cuál es su principal aportación?

- Tiene claro lo que quiere y es razonablemente tranquilo para lo que es el mundo del fútbol. Me da la sensación de que gestiona hacia adentro y va resolviendo las cosas internamente. Eso da al equipo una tranquilidad que viene muy bien.

- ¿Cuál es la salud del fútbol español?

- Antes teníamos clubes que se colocaban desde el sorteo de grupos de Champions en las semifinales, como Madrid y Barça y también Atlético. Ahora eso no pasa. Y tampoco están Messi y Cristiano. Ahora ya no somos el fútbol hacia el que se mira, aunque eso tiene matices porque hay mucha gente que viene a ver cómo se trabaja aquí. Antes el fútbol inglés tenía también una gran inversión, pero a excepción del United le costaba pasar de octavos en Champions. Ahora lo hacen, y no sólo con un candidato. Son cinco, seis equipos muy competitivos en Europa. Esa maquinaria y esa inversión les dan resultados.

- ¿Hay sitio para el Athletic en ese fútbol de clubes estado o dueños megamillonarios?

- Sí. Me han llamado amigos de fuera tras las eliminatorias de Copa. La percepción desde fuera es que el modelo del Athletic funciona incluso compitiendo contra los clubes grandes como el Madrid o el Barça. Ese es el elemento fundamental. Siempre he pensado que la filosofía del Athletic tiene sentido cuando lo hace competitivo. El Athletic ha tenido esa filosofía y ha competido. Aunque a veces sea para no bajar, pero generalmente ha tenido ese sentimiento de competir contra quien sea. Ahora tengo la sensación de que el modelo sigue estando vivo, sigue teniendo todo el sentido del mundo.

- ¿Tal y como está?

- Todo lo que se está moviendo en el fútbol te obliga a buscar donde tienes tus ventajas competitivas. Antes era Lezama, que nadie tenía, o la preparación física. El mundo se mueve mucho más rápido y tus elementos de mejora enseguida se trasladan a todo el mundo.

- ¿Y hacia dónde debería ir?

- Hay que estar dentro para decidir. Sería prejuzgar a los que lo están haciendo. Pensar que la filosofía es una debilidad no te ayuda para nada y pensar que es una fortaleza, una referencia y lo que te define, te da fuerza.

- Diez finales desde 2009. ¿Qué le dice el dato?

- Me sorprendió a mi regreso a vivir a Bilbao tras la pandemia el sentimiento de tristeza tras perder las finales del pasado año. Pensaba que habían pasado 24 años desde la última final que jugamos nosotros (1985, perdida con el Atlético) hasta la de 2009 en Valencia. Es consecuencia de un mundo en el que todo es inmediato. La pena de esas finales es que el Athletic se encontró con el mejor Barça de la historia, pero jugar diez finales y ganar dos me parece algo excepcional. Si ponemos ese dato en un club inglés, diríamos que ese equipo es competitivo.

- ¿Cómo ve el proceso electoral que se abre en el Athletic?

- No tengo ni idea. No suelo meterme en esas cosas. Me interesa que lo deportivo le aporte tranquilidad al debate si es que se produce.

- ¿Ha hablado con Ricardo Barkala, que valora presentar una candidatura, o con algún otro posible aspirante?

- No. En Bilbao estoy con amigos y el tema del Athletic siempre sale, pero no estoy en nada.

- Si le llama un candidato para trabajar en el club, ¿qué le dice?

- En el fútbol vivo el presente. No tengo ni idea de lo que va a pasar. Eso no está lanzado y plantearse cosas que no están propuestas no merece la pena.