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Las nuevas temporadas discurren a borbotones. Chorros de partidos de Liga y competiciones europeas se ven interrumpidos bruscamente por los compromisos de las selecciones. Muchos partidos, demasiados, repartidos estratégicamente, por razones comerciales, durante la semana. Y la sobreabundancia tiene contraindicaciones, especialmente graves en forma de ... jugadores lesionados. En este sentido es imprescindible una planificación metódica de los recursos, y el Athletic de Valverde la está organizando de manera notable. Sin ser un gran defensor de las estadísticas abusivas diría que los datos informáticos, de los servicios médicos, los psicólogos, los preparadores físicos, son imprescindibles. No es un alegato en favor de la robotización del fútbol, el fútbol bueno no deja de ser un juego de intuición, de improvisaciones fulminantes, de ingenio súbito, pero conviene tomar en consideración determinados datos objetivos sobre el estado físico y anímico de los futbolistas, una aproximación a sus límites. Son pistas convenientes para la buena organización de los relevos. Ya la posibilidad de realizar cinco cambios en cada partido obliga a un estudio pormenorizado de la secuencia más conveniente de los mismos, tanto para proteger a los jugadores fatigados como para dar un giro al juego cuando se necesita. En esto también el Athletic se está manejando con una gran fluidez, hasta el punto de que es esta, seguramente, la temporada en la que menos se está notando la diferencia entre titulares y relevistas.
El Athletic está haciendo una buena temporada. Conviene una mirada panorámica al respecto. La inmediatez de cada partido, la memoria reciente de las circunstancias concretas puede llevarnos a perder de vista la trayectoria. Tal vez deberíamos olvidar cuanto antes los penaltis desperdiciados, los goles evitables, las torpezas que condujeron a la pérdida de puntos que parecieron asequibles, olvidar dónde estaría el equipo con esos puntos que volaron y valorar dónde está a pesar de no conseguirlos. Está bien situado el Athletic, en la Liga y en la Europa League, y sobre todo está jugando y compitiendo a buen nivel, aunque no haya llegado a las cotas de excelencia que se le imaginan, pero no ha sido superado claramente en ningún partido y ha sido mejor no solo en los ganados sino también en otros de resultado adverso.
Solo una nota negativa. Una afición ejemplar no merece soportar a un grupo que desde la noche de los tiempos profiere insultos y arma broncas, provoca multas para el club y organiza excursiones para dejar su sello por Europa. Lejos de representarnos nos avergüenza. Tras el partido de las bengalas y algunos rasgados de vestiduras posteriores, como si fuera una novedad, me acordé del capitán Renault, de 'Casablanca', a quien le dejan ganar habitualmente en el Rick's, pero dice de pronto: «¡Qué escándalo, aquí se juega!». Noticias tan frescas como las recurrentes 'performances' de esos cráneos privilegiados. Si la directiva no los expulsa, la afición puede mandarles callar. Con lo bonito que es el fútbol.
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