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El Athletic tenía dos opciones que podían perfectamente justificarse por sobradas razones. Podía salir con unos cuantos futbolistas que fueran suplentes el próximo jueves, es decir, priorizando la Copa, dando descanso a jugadores esenciales, o podía salir con el equipo titular considerando que los resultados ... del Atlético de Madrid y de la Real le daban opciones muy halagüeñas en la Liga, donde podría incluso ponerse cuarto. Valverde apostó por la segunda opción, lo que era, como decimos, perfectamente plausible, incluso valiente, ponerse a jugar como lo que somos y con lo que tenemos. Nada que reprochar.
Después las cosas no salieron bien, incluso salieron peor de lo razonable. Todo lo que pudo salir mal, salió mal. El Betis consiguió el primer gol en una contra elemental, y el segundo lo metió en propia puerta Yuri en un rebote desafortunado. Y el juego del Athletic no fluía. A Nico no le salía nada y tal vez esa frustración influyó en que cometiera un error de primero de alevines. No importa si tenía razón o no en que no fue justa la primera tarjeta recibida, pero se ganó la segunda con una chiquillada, con lo cual no solo dejaba al equipo con uno menos para el partido con el Betis, sino que le obligaba al sobreesfuerzo de jugar con diez cuando el próximo jueves viene a San Mamés el Atlético en el partido más importante de la temporada por ahora, el que puede valer una Final.
También Vivian hizo una tontería impropia, dando una patada sin balón al Chimy Ávila, viejo y cariñoso amigo del Athletic, quien recibió el golpe en la pierna y se revolcó por el suelo quejándose a veces de la cabeza y a veces de la garganta, como afectado intermitentemente por una jaqueca y un atragantamiento. Y bien, un jugador profesional, me refiero a Vivian, debe saber lidiar con las tonterías ajenas sin incurrir en ninguna propia.
Les decía que el juego no fluyó ya desde la primera parte. Llamó especialmente la atención que Sancet anduviera prácticamente desaparecido. Las cosas no pintaban bien, pero entonces Guruzeta cazó el gol en un córner, lo que ponía asequible, por difícil que fuera y por mucho desgaste que requiriera, el empate que mantendría alejado en la clasificación al Betis, otro rival para la Liga. En la segunda parte, ya con uno menos, el Athletic aguantó el primer cuarto de hora, incluso pareció que podría conseguir el empate con un remate cruzado de Berenguer. La lesión de Yuri Berchiche añadía incertidumbre a los dos partidos que se estaban jugando implícitamente, el de Sevilla y el de San Mamés. Valverde sacó a Imanol y empezó a retirar a jugadores fundamentales para que no acabaran innecesaria e infructuosamente agotados de cara al decisivo partido del jueves.
La tarde no salió bien, y como de todo se puede aprender, tal vez no sea mala lección la de que no hay que perder la paciencia ni por las acciones de los futbolistas polémicos ni por los errores de los árbitros. Son circunstancias nada infrecuentes, que conviene afrontar con la mayor serenidad de ánimo. Fútbol y serenidad el jueves.
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