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El Athletic sigue sin meter gol, pero en Vallecas el gol pareció posible. Lo tuvo en tres ocasiones muy claras, de Sancet, Berenguer y Nico Williams, otras dos de Guruzeta y aún otra más de Nico, quien no llegó por poco a un gran pase ... de Berenguer. Seis oportunidades de gol, si bien de diferente rango, son en sí mismas un evidente giro de guión. Es verdad que el Rayo pegó también un balón en el palo, y que Agirrezabala hizo dos buenas paradas, especialmente la primera, mostrando excelentes reflejos. Así las cosas, cabe considerar como justo el empate.
El partido con el Rayo tenía ciertas similitudes con el del Osasuna, ante un equipo crecido, situado en una cómoda situación que mejora sus expectativas, que juega un fútbol tan bonito como intenso, ante un público entregado, con el añadido de hacerlo en un campo pequeño al que están naturalmente habituados los futbolistas de casa. Y el Athletic mejoró notablemente respecto de los tres partidos anteriores. Para empezar, Valverde hizo cuatro cambios significativos. Como dijo muy bien Robert Basic, no cabe repetir con los mismos si se quiere un juego diferente. Suele decirse que mejor no tocar lo que va bien, y su reverso también parece un axioma plausible: habrá que cambiar algo si las cosas no funcionan. La plantilla del Athletic no da seguramente para dos alineaciones intercambiables, como sucede en los equipos mejor surtidos, quienes tampoco suelen cambiar más de dos o tres piezas salvo en circunstancias excepcionales, pero sí tiene futbolistas suficientes para introducir cambios cuando las cosas no funcionan y para que no se adocenen algunos titulares habituales tras unos cuantos partidos insustanciales. Estaría bien que nadie pensara que tiene el puesto en propiedad. Tampoco es que esté sugiriendo relevos fulminantes a las primeras de cambio, que pusieran de los nervios a los futbolistas con juicios sumarísimos, todo el mundo tiene derecho a equivocarse, estaría bueno, claro que sí, pero da la sensación de que algunos van necesitando hace tiempo retirarse un buen rato a reflexionar en el banquillo.
Todos los partidos son diferentes porque todos los rivales tienen una calidad y un estilo de juego que los hace singulares. Valverde estuvo ingenioso cuando dijo que el equipo que mejor sabe jugar como el Osasuna es el Osasuna. Parece una perogrullada como aquello de Boskov, fútbol es fútbol, pero todos los futboleros lo entendimos. Entendimos peor que el Athletic se pusiera a imitar al Osasuna porque a eso, como había anticipado Valverde, gana el Osasuna. Hombre, es verdad que no sucede siempre, se dice que Charlot quedó una vez tercero en un concurso de imitadores de Charlot, pero si jugamos en El Sadar a correr, pegar pelotazos y chocar, no es improbable perder.
En Vallecas el Athletic no fue menos intenso que en El Sadar: presionó, recuperó muchos balones, pero, sobre todo, a diferencia de entonces, siempre intentó jugarlos. Pudo perder sin las paradas de Agirrezabala, y mereció ganar en el cómputo general. Sacó un buen empate y sobre todo jugó mejor.
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