De adivinación y probabilidades

Digamos que son equipos que han empezado con altibajos en cuanto a los resultados, pero a ambos se les advierte mayor potencial. El Athletic ha dejado escapar varios puntos, lo que quiere decir que fue mejor que sus rivales en esos partidos. La Real no acaba de encajar a sus nuevos fichajes, pero sigue siendo poderosa. Remiro es un portero bastante fiable, como lo son los centrales, Zubeldia y Aguerd, si bien echan de menos a Le Normand. El medio campo sigue siendo muy técnico, con Zubimendi y Brais Méndez, y es natural que añoren a Mikel Merino, pero han incorporado la técnica de Sergio Gómez. En la delantera tienen a los regateadores Barrene y Kubo, la velocidad de Becker y el olfato de Oyarzabal.

El Athletic va por delante en la clasificación, así como también en el número de victorias y de goles a favor a lo largo de la historia de los enfrentamientos entre ambos equipos, pero, como suele decirse, en los derbis puede pasar de todo, es cuando menos funcionan las estadísticas. Los 'hermanos guipuzcoanos', como decía Hilario Cruz, suelen jugar contra el Athletic sus partidos de la temporada, lo que se manifiesta en sus dificultades para contener la euforia en las ocasiones en las que les sonríe el tanteador, suelen formar unos festejos de campeonato en el vestuario, como si hubieran ganado la Champions, en las que participan con entusiasmo los jugadores y el entrenador, miembros de la Junta Directiva e incluso autoridades municipales.

Se diría que en la Real las ansias de revancha son ancestrales e ilimitadas, lo que se advierte singularmente por la manera tan apasionada con que celebran los buenos resultados ante el Athletic sus futbolistas foráneos, a veces recién llegados, pero que captan enseguida lo que se pajarea en el vestuario, el territorio y la ciudad. Revanchas por hipotéticos agravios del pasado o preventivas afrentas del futuro. El Athletic les fichó a algunos jugadores importantes, como Etxeberria o Íñigo Martínez, y una larga lista de medianías pagadas a precio mayor que el de mercado, cuyos nombres no sería de buen gusto recordar.

También la Real hizo lo que pudo a esos efectos. Pero seguramente el agravio mayor que sienten es que no pudieron mantener la costumbre de jugar con futbolistas de la tierra, y de manera consciente o inconsciente culpan de ello al Athletic, al que vienen a considerar un club imperialista a golpe de talonario. Por cierto, desde que se hizo tan notable la importancia de los derechos televisivos en las cuentas de los clubes, las diferencias económicas son mínimas, en esta temporada el presupuesto de la Real es de 150 millones de euros frente a los 155 del Athletic, y en la anterior el de la Real fue de 162. Pero bueno, allá cada cual con sus complejos.

El Athletic tiene en esta temporada una plantilla larga y equilibrada, lo que permite al entrenador salir con equipos competitivos a la vez que protege a los jugadores del cansancio derivado de los numerosos partidos. Tiene dos buenos porteros y el titular, Unai Simón, obtuvo en la temporada pasada el trofeo Zamora y ha sido elegido recientemente el segundo mejor portero del mundo. En la defensa cabe destacar el complemento entre la resolución de Vivian y la serenidad de Paredes, entre la sensatez de De Marcos y el nervio de Yuri. En el doble pivote vienen jugando Ruiz de Galarreta y Prados, pero pueden jugar sin que la posición se resienta gravemente Herrera, Jauregizar, Vesga… La línea de tres por delante está formada por los Williams, con un Iñaki que mejora con la edad, un Nico que es ya una figura internacional y un Sancet que va camino de serlo. Berenguer puede sustituir a cualquiera de ellos y en punta, Guruzeta lleva ventaja a Djaló.

Mi sensación con argumentos es que el Athletic va a ganar ese partido porque tiene mejor equipo y mejor plantilla. Los tres puntos son muy importantes para acercarse a los puestos de arriba y para distanciar a uno de los principales rivales en el camino de Europa. Y se juega en San Mamés, con el empuje de una afición que se dejará el alma animando a su equipo.