La era Messi quedó atrás

La eliminatoria de octavos de final puede considerarse como la primera de una nueva etapa. En la última década el equipo catalán ha mantenido un insultante dominio en la competición, con seis títulos. Pero la era de Messi quedó atrás y el Barça ya no dispone del factor más determinante para superar a sus rivales.

Aunque la responsabilidad de sostener al equipo sigue recayendo en los más veteranos, son los jugadores más jóvenes los que están impulsando al Barça con una energía cautivadora. Gavi, Nico González, Jutglá, Araujo y Abde, sin olvidarnos de los lesionados Pedri y Ansu Fati, encarnan el relevo generacional. Y aún pueden aparecer caras nuevas en este mercado invernal. El Barça está formando una base de excelentes jugadores, pero aún no se les puede atribuir la obligación de ser diferenciales. Los niños del Barça, que hasta ahora han crecido deportivamente en las categorías inferiores, solo han conocido un equipo triunfal. A partir de estos momentos también ellos tendrán que convivir con la obligación de ganar.

Seguramente no es el peor momento para enfrentarse con el Barça. El conjunto de Xavi no acaba de carburar a pleno rendimiento y no alcanza a jugar con regularidad, aunque va recuperando posiciones en LaLiga. Las nuevas incorporaciones y el asentamiento de los jóvenes jugadores incitan a pensar que el Barça mejorará su rendimiento y los resultados en un plazo no muy lejano. El modelo de juego, que se basa en dominar a través de la posesión del balón, concede al Athletic posibilidades para explotar sus cualidades. Presionar con intensidad, articular transiciones rápidas y atacar los espacios.

El factor campo puede ser determinante. A pesar de que el Athletic ha sucumbido en San Mamés recientemente contra Sevilla y Real Madrid, los rojiblancos atraviesan un buen momento de juego y confianza. San Mamés volverá a ser una fiesta para apoyar incondicionalmente a su equipo.