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El 21 de diciembre de 1980 queda marcado en la historia del Athletic por su apabullante 4-1 al Barcelona con hat-trick de Manolo Sarabia. En la de Marieli Oviedo, bilbaína de Indautuxu, porque cubrió su primer encargo para el club rojiblanco. La directiva ... de Beti Duñabeitia había invitado al partido al lehendakari Carlos Garaiokoetxea y a varios de sus consejeros y esposas. Hoy suena a prehistoria, pero en aquellos tiempos las mujeres no podían entrar en el palco y, tras tomar las imágenes previas, Oviedo acompañó a las mujeres de los miembros del Gobierno vasco a una zona reservada para ellas en la tribuna.
José María Arrate, presidente entre 1994 y 2001, acudió a aquella comida en su condición de directivo. Hoy es uno de los muchos rojiblancos que rinden tributo a Marieli, como todos las conocen, en su adiós al club. «Su personalidad y profesionalidad han sido de primera calidad. Es una institución en el Athletic», resume.
El pasado 21 de diciembre, justo 43 años después de aquel primer trabajo, Marieli comunicó al club que dejaba su puesto, aunque ha seguido colaborando cuando se lo han pedido como en la gabarra o en la última asamblea de compromisarios. Y seguirá al lado de forma altruista de los veteranos, su gran debilidad y donde es queridísima.
Mantiene, eso sí, su labor con BBVA, Fundación BBVA, Juntas Generales y Puerto de Bilbao. También trabajó para la Cámara Comercio, Ayuntamiento de Bilbao, Confebask, Cebek, BBK, Misericordia y fotos de bodas y familiares en Getxo, labor que dejó cuando el Athletic comenzó a requerir de sus servicios todos los fines de semana.
«Es una persona que me ha acompañado en toda mi carrera y con la que tengo una gran amistad», dice Dani. «Ha aportado mucho al club porque las imágenes del Marieli son los recuerdos del Athletic. Para nosotros es una compañera más», remacha Javier Clemente.
«Le dije tienes que posar con esta imagen tuya y lo hizo encantado», evoca Marieli al explicar una preciosa fotografía de Iribar en el museo mientras observa una reproducción suya a escala real. «Es artista donde las haya y con un cariño entrañable a todo lo que es el Athletic. La asociación de veteranos estamos muy agradecidos», le elogia 'El Chopo'.
La bilbaína ha sido la primera mujer fotógrafo en un club español, una pieza fundamental para entender la historia visual del Athletic en las últimas cuatro décadas. «Me he sentido como pez en el agua en un mundo de hombres, nunca minusvalorada. Se me ha juzgado por mi trabajo, no por mi condición de mujer», se alegra. Uno de los momentos que más le marcaron fue la celebración en 2003 de la primera Liga femenina. «Es una gran profesional y mejor persona. Tengo el mejor recuerdo de este gran club gracias a ella», resume Eli Ibarra, una de aquellas campeonas.
Marieli llevaba años en el entorno del Athletic. «Txetxu Rojo me metió de niña el fútbol y su amor por el Athletic en vena». Siendo muy jovencita acudía al campo con la mejor compañía. «Mi aita le conoció siendo una niña y vieron muchos partidos juntos en San Mamés», evoca Agustín Gainza, hijo del mítico Piru.
De hecho, su primera imagen en un partido la sacó desde la grada de Atotxa a Andoni Goikoetxea, a quien hizo posar para ella en medio del derbi de su debut en junio de 1975. Era una simple hincha que acompañaba al equipo. Ahí ya aparece la Marieli que trabaja con entusiasmo y cuya misión es obtener las mejores instantáneas. «Es una gran enamorada de la fotografía y una gran amiga. Suyas son algunas de las mejores imgágenes que me han sacado», destaca el de Alonsotegi. Una de ellas es la icónica foto en el vestuario tras su último partido.
Ha sido mucho más que la fotógrafa del club. Con los Zarra o los Guerrero ha llegado a una relación muy íntima. «Tenemos una amistad increíble con ella», destaca Elena Zarra, hija de Telmo. «Defino a Marieli como familia. Todo lo que hace es lo que esperas de un familiar. Lo hace todo con cariño, con total dedicación y mirando hasta el más minimo detalle. Sus valores definen y representan a la familia del Athletic», elogia Julen Guerrero.
Marieli no se ha limitado a ser una mera espectadora, Ha dejado su impronta en los posters del Athletic, una de las tareas en las que más se ha volcado, al punto de que en varios de ellos ha elegido incluso el fondo. Llevan su firma 26 carteles del equipo masculino (desde 1986-87 sólo quedó fuera entre los de 2002-03 y 2012-13) y la «gran mayoría del femenino». Este año en medio de su labor para preparar el último, la plantilla le sorprendió con un reconocimiento. Le llegó al corazón. Se lo tributaban jugadores que conoce desde hace años y un Ernesto Valverde al que le une una relación muy especial desde que en sus tiempos de jugador salía con Marieli a hacer fotografías por Bizkaia. «Llevábamos a una prima mía que nos hacía de modelo», evoca Oviedo.
«Es mucho más que la fotógrafa del Athletic por excelencia. Es una parte indisoluble de nosotros, de todos los que hemos tenido la suerte de compartir tantos años y tantas fotos con ella», resalta el entrenador.
Una figura como la suya no se da con frecuencia y eso explica que haya trabajado con doce presidentes, desde Beti Duñabeitia a Jon Uriarte. «La fotografía es alma, corazón y vida del futbol. Marieli es ejemplo de dar eternidad a momentos eternos de nuestro Athletic», dice José Julián Lertxundi. «Ha sido una trabajadora infatigable, profesional y perfeccionista. Ha sido la cronista visual del club durante todos estos años, ocupándose de conservar su historial gráfico», resalta Fernando Lamikiz.
La bilbaína ha hecho mucho más que fotos. Ha estado atenta a todo en el Athletic, un club en el que todo el mundo estaba familiarizado con ella. El momento más tronchante se dio tras ganar la Liga 1983-84. La plantilla montó en un autocar que recorrió el centro de la ciudad arropado por miles de seguidores antes de dirigirse a Lezama. Nadie se dio cuenta de que faltaba Andoni Zubizarreta. Se había quedado en San Mamés en tiempos en los que no había móviles. «Me avisaron, le saqué de allí porque tenía las llaves del campo y le llevé en mi coche a Lezama», recuerda entre carcajadas.
El alcalde, Juan Mari Aburto, para quien también ha trabajado, resume así su singularidad y aportación. «No se entiende la historia del Athletic sin la cámara de Marieli. Una gran persona, cercana, cariñosa y Athletic cien por cien».
«El Athletic ha sido mi familia y mi vida. He sido muy afortunada. He hecho de mi hobby mi profesión y de mi pasión, mi casa. Me ha costado muchísimo tomar la decisión de irme, pero lo hago porque llega un momento en el que tienes que cerrar la puerta y dejar paso a savia nueva», se despide emocionada.
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