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Iñaki Juez
Viernes, 27 de abril 2018
Andrés Iniesta es de los pocos futbolistas que puede presumir de haber sido aplaudido en todos los campos en los que ha jugado como reconocimiento a su indudable calidad como jugador y, sobre todo, en recuerdo de aquel memorable gol que dio a España ... su primer Mundial. En todos menos en San Mamés. El magnífico jugador manchego dejará a final de temporada el Barça y la Liga con una espinita clavada: no haber sido capaz de hacerse perdonar por la afición del Athletic, que le acusó de exagerar una dura entrada de Fernando Amorebieta en 2010 y que acabó con el central rojiblanco expulsado.
Nada parecía presagiar ese 25 de septiembre que Iniesta, que siempre había hecho gala de un 'fairplay' ejemplar, fuera a entrar en la lista negra de San Mamés. Todo ocurrió tras una falta de Amorebieta que lo derribó con los tacos por delante. El jugador manchego se retorció de dolor y todo parecía indicar de que se trataba de una lesión de gravedad. Por ello, el árbitro decidió sacar tarjeta roja al futbolista del Athletic. Entonces, el centrocampista del Barça se levantó del césped como si nada y siguió jugando a su gran nivel habitual ante un Athletic que se quedaba con diez.
A partir de ese momento, cada vez que el jugador del Barça tocaba el balón los pitos ensordecían San Mamés. Lo peor es que no fue solo en ese partido. El sonido de viento se perpetuó en el tiempo y acompañó a Iniesta cada vez que pisó el césped del estadio rojiblanco, mientras era aplaudido en el resto de campos. Una situación anómala que le ha acompañado hasta el final de su carrera en la Liga española.
Tampoco ayudó el hecho de que Iniesta declarara a este periódico, en la despedida del viejo San Mamés en 2013, que se trataba de un «estadio más. Es más para la afición del Athletic. Para mí es igual un campo que otro. Para mí es igual jugar en Bilbao que en el campo del Atlético de Madrid». A partir de ese momento, los pitos aumentaron de volumen.
En los últimos años de carrera profesional, el jugador albaceteño trató en vano de reconciliarse con la afición rojiblanca. En su libro de memorías titulado 'La jugada de mi vida', Iniesta hablaba con mucho cariño del estadio vizcaíno e incluso reveló que su abuelo y su progenitor eran aficionados del Athletic. «Incluso a mi padre le llamaban Dani porque jugaba como él», aseguraba el manchego.
También hablaba en el libro de su incómoda situación en San Mamés reconociendo que, aunque entendía que «el pueblo era soberano», no era «agradable» lo que le sucedía en La Catedral. En ese sentido, aseguró, en referencia a la polémica jugada con Amorebieta, que «nunca intenté engañar a nadie para perjudicar a nadie», incluido el jugador del Athletic. Y es que «siempre he sentido mucho respeto por este club, por sus jugadores y por su historia».
Pero sus intentos por reconciliarse con la afición rojiblanca fracasaron y en su siguiente visita a San Mamés, volvió a ser pitado. Eso sí, tal vez, con una intensidad menor, quizás por el cansancio o, en cierta forma, el pesar de que uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol español no recibiera, y nunca mejor dicho, la bendición de La Catedral, mientras que Xavi, su compañero de armas, siempre se llegó el aplauso de la hinchada rojiblanca. La cara y la cruz de la moneda azulgrana.
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