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El Valencia llega en crisis de resultados. Solo ha empatado dos de sus cinco últimos compromisos ligueros. Con la victoria frente al Cádiz, se agarra a la Copa con fuerza.
Después de veinte jornadas utilizando defensa de cuatro, José Bordalás ha cambiado el sistema táctico ... al 1-5-3-2. En tres de los cuatro últimos encuentros, ante rivales de tronío, Sevilla, Atlético y la Real Sociedad, ha querido reforzar su entramado defensivo. En ciertas fases de los encuentros ha apostado por introducir variantes tácticas y recuperar el 1-4-4-2 para cambiar el desarrollo de los acontecimientos.
En la fase defensiva el equipo presiona en las acciones de reanudación del juego con la intención de robar la pelota o que el conjunto rival divida el juego con el desplazamiento largo. Los jugadores muestran compromiso para recuperar el balón después de perder la posesión. Están teniendo ciertos problemas para neutralizar los centros laterales.
Es un bloque que se adapta bien a las circunstancias. Presionó con convicción al Sevilla en el campo rival y se mostró más contemplativo contra la Real Sociedad durante la primera parte. Sin embargo, en el segundo tiempo retornó al 1-4-4-2 y recuperó la agresividad en su juego.
Fieles al estilo de su entrenador, el Valencia busca el juego directo de forma continuada. Sus posesiones son de corta duración. No tiene mayor inconveniente en ceder la iniciativa al rival (el promedio de posesión está alrededor del 45%).
Incertidumbre en la portería. La recuperación de Cillessen (1) y la buena actuación de Mamardashvili (28) contra la Real podrían privar a Jaume (1) de su condición de portero de la Copa.
Foulquier (20) es el auténtico comodín. Central, lateral o escoltando al mediocentro. Uno de los jugadores de confianza del técnico alicantino. Con limitaciones técnicas, pletórico en el apartado físico y cumplidor en cualquier circunstancia. El suizo Cömert (24) está sin ritmo de competición, en pleno período de adaptación. Concentración, agresividad y buena técnica individual. Diakhaby (12) destaca por la fuerza, la potencia y la agresividad. Sufre algunas desconexiones defensivas. Alderete (15), central zurdo, sobresale en el juego aéreo y por la rotundidad en las disputas. Posee un buen desplazamiento en largo.
Como lateral o carrilero diestro aparece Correia (2). Rapidísimo, se incorpora con fuerza al ataque. Gayà (14) se muestra como un baluarte en la defensa. Se prodiga en incursiones hasta la línea de fondo, desde donde centra con peligro.
El centro del campo dependerá del estado físico de Guillamón (6). Da equilibrio al mediocampo, juega con sencillez e intercepta muchos balones. Carlos Soler (10) puede jugar en las tres posiciones del juego interior. Tiene clase, técnica depurada y un magnífico golpeo de balón. Moriba (23) acredita recursos técnicos y potencia física. Se adapta al rigor táctico de Bordalás. Muy potente en las conducciones para salvar líneas contrarias. Musah (4), velocísimo, se ha acomodado en los últimos partidos a jugar por zonas interiores. Gran despliegue físico. En la punta de ataque, Hugo Duro (19) es una de las revelaciones Muy efectivo, ha marcado seis goles en veintidós remates. Competitivo, incansable, con gran desparpajo, actúa como segundo delantero o en la banda izquierda. Guedes (7), 8 goles y cinco asistencias en liga. Individualista, desequilibrante en las acciones individuales, se queda descolgado para el contraataque. Maxi Gómez (9). Delantero referencia. Enfrentado con el gol, clave para descargar el juego directo. Bryan Gil (21), movilidad, velocidad y desborde.
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