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Mallorca 0-0 Athletic
El Athletic se estrella ante el muro del MallorcaSecciones
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Mallorca 0-0 Athletic
El Athletic se estrella ante el muro del MallorcaNo pudo estar más atinado Valverde cuando el domingo recordó los problemas que había tenido tantas veces el Athletic con «la muralla del Mallorca». Quizá ... lo dijo solo como advertencia, como aviso a navegantes, pero el caso es que acertó de lleno. Y es que su equipo volvió a sufrir esa penalidad, la de no poder superar el sólido bloque defensivo de los bermellones, que ayer bajaron todas las persianas a los 22 minutos tras la expulsión de Samu Costa. El equipo de Valverde no supo aprovechar esa gran ventaja y tuvo que conformarse con un punto que le supo a muy poco. Le faltó velocidad, acierto y, sobre todo, buenas ideas para encontrar espacios en ataque.
Mallorca
Dominik Greif, Antonio Raíllo, Martin Valjent, Johan Mojica, Pablo Maffeo, Robert Navarro (Dani Rodríguez, min. 64), Manu Morlanes (Copete, min. 91), Sergi Darder (Antonio Sánchez, min. 45), Samú Costa, Cyle Larin (Omar Mascarell, min. 24) y Vedat Muriqi (Abdón Prats, min. 91)
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Athletic
Julen Agirrezabala, Aitor Paredes (Dani Vivián, min. 45), Yuri Berchiche, Yeray Álvarez, Andoni Gorosabel (Óscar De Marcos, min. 81), Oihan Sancet (Alex Berenguer, min. 56), Nico Williams, Iñigo Ruíz de Galarreta (Ander Herrera, min. 69), Mikel Jauregizar, Iñaki Williams y Gorka Guruzeta (Álvaro Djaló, min. 56)
Árbitro Juan Martínez Munuera. Expulsó a Samu Costa en el minuto 22
Dicho de otro modo: al Athletic le faltaron los jugadores llamados a marcar las diferencias en estas situaciones. Iñaki Williams fue el más activo, aunque le faltó acierto. Nico Williams también lo intento, pero estuvo muy por debajo del nivel que se le pide. Eso sí, se hubiera hecho perdonar si un gran disparo en el minuto 83 no se le hubiera ido al larguero sino a la red. Por otra parte, Guruzeta volvió a mostrar su versión gris de esta temporada y Sancet, que volvió al once titular pasó, casi desapercibido. Valverde, de hecho, prescindió de sus servicios en el minuto 56. Con este panorama, al que se puede sumar una actuación borrosa de Ruiz de Galarreta, pitado por su antiguo público tras la expulsión de Samú Costa, el caso es que el Athletic no encontró a nadie que le alumbrara. Y ante el Mallorca se necesita luz. Al menos uno o dos focos. No basta con esfuerzo y voluntarismo porque en esa lucha muy pocos les ganan a los de Arrasate.
Venía el Athletic de sufrir un arranque visceral como el que protagonizó el Slavia de Praga el pasado jueves, y el Mallorca le hizo sufrir otro parecido, aunque mucho más corto, eso sí. Fueron apenas tres minutos en los que los bermellones se lanzaron al abordaje y estuvieron a punto de abrir el marcador. Agirrezabala, de hecho, desbarató una ocasión clamorosa de Muriqi, que con todo a su favor, prácticamente con la única obligación de elevar un poco el balón, le pegó al muñeco. En ese momento, fue inevitable pensar en la ausencia de Vivián. Podía estar justificada porque el vitoriano está muy exprimido, pero lo cierto es que daba un poco miedo, sobre todo si se tiene en cuenta que su relevo elegido, Yeray, regresaba de una lesión y que por su zona de influencia iba a moverse precisamente el delantero kosovar, uno de esos delanteros que se les aparecen en las pesadillas a los centrales.
El partido, pese a todo, se igualó pronto y se convirtió en una toma y daca intenso e inevitablemente impreciso. Un duelo muy interesante, en fin, que comenzó a romperse y desquiciarse en el minuto 12. Los autores de la ruptura y el desquicie fueron el árbitro Martínez Munuera, como actor principal, e Iglesias Villanueva, el responsable del VAR, como actor secundario. Samú Costa se llevó un balón de forma limpia en una disputa y Galarreta se hizo daño al chocar con él. Martínez Munuera, sin embargo, lo consideró no sólo falta sino tarjeta amarilla. Esto último era, sencillamente, un disparate, pero hete aquí que al árbitro alicantino le llamaron de la sala del VAR. Y, claro, como no podía ser para quitarle la amarilla, que era lo lógico, nadie entendió qué iba a revisar el colegiado. Pues bien, era para revisar una posible roja, lo cual ya era una broma pesada que obligó a preguntarnos en qué manos estamos, a qué peligros nos exponemos con esta gente analizando las imágenes de los partidos.
Martínez Munuera, por supuesto, desestimó la expulsión y hasta es probable que, al ver repetida la jugada, se dijera a sí mismo que se había pasado un poco con la amarilla. Ahora bien, ello no le impidió sacarle la segunda a Samu Costa en el minuto 22, en otro choque con Galarreta. Esta vez el portugués se equivocó. Entró demasiado fuerte, asumiendo un riesgo excesivo teniendo en cuenta que ya había sido amonestado. Ahora bien, dejar a un equipo con un hombre menos por dos acciones como esas no tienen sentido. Jagoba Arrasate se subía por las paredes y cualquier aficionado al fútbol, al menos cualquiera capaz de observar la realidad con un mínimo de objetividad, por encima de los colores, entendía su disgusto en ese momento.
Con setenta minutos por delante en ventaja numérica, podía considerarse que el Athletic tenía el partido en el bolsillo, que todo era cuestión de picar piedra con paciencia hasta derribar el muro mallorquín. Los rojiblancos, sin embargo, en ningún momento se sintieron cómodos. Y cuando hablamos de comodidad hablamos de una cierta tranquilidad, también de imaginación y contundencia en algunas jugadas. El caso es que les costaba demasiado hilar jugadas de ataque. La mejor la hicieron en el minuto 44 y acabó en gol, pero el balón se le había ido fuera por muy poco a Iñaki Williams cuando dio el pase que cabeceó a gol su hermano.
Toda la segunda parte fue un ejercicio de impotencia de la tropa de Valverde, que tampoco mejoró mucho con las entradas de Berenguer y Djaló, éste último de nuevo sin ninguna incidencia en el juego. Es cierto que, a base de insistencia, el Athletic estuvo cerca del gol en varias ocasiones, sobre todo en un gol anulado por fuera de juego a Iñaki Williams, en el balón al larguero de Nico, en un centro-chut de Berenguer que casi se traga Greif y en un gran zurdazo de Herrera en el descuento. Pero fue el suyo un bagaje escaso, deficiente. Para ganarle a este Mallorca de pedernal, aunque sea con diez, hace falta algo más.
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