El 'caso Llorente' saca a la luz el poder de la plantilla frente a una directiva dividida

A falta de pocas semanas para la asamblea de compromisarios, un momento siempre crítico en la vida ordinaria del club, el deterioro sufrido por la imagen de la institución es evidente y afecta a todos sus estamentos. Que los jugadores, pese a estar en la diana de la crítica por su pobre rendimiento y la desproporción escandalosa entre su rendimiento y sus fichas, ni siquiera se tomen la molestia de ocultar sus presiones a la directiva es algo sin precedentes. Y también el síntoma inequívoco de un déficit de autoridad en la gestión del presidente, Aitor Elizegi, con la plantilla, a la que ha dejado crecerse hasta un punto inadmisible.

Rafa Alkorta, el director deportivo, queda también en una incómoda posición, aunque ayer durante la presentación de Berenguer dijo no sentirse «ninguneado». Desde su llegada, ha abogado por el fichaje de Llorente. Lo intentó en enero de 2019, al poco de que Elizegi ganara las elecciones, pero entonces las circunstancias del Tottenham, su equipo en aquel momento, impidieron la operación. Desde ese momento ha contado con el apoyo de Gaizka Garitano para recuperar al delantero. Sin embargo, nunca había dado el paso de ir a por él pese a que ayer vino a reconocer ante los informadores lo que ya se sabía, que es partidario de su retorno. A cambio, esperó al último día del mercado para ponerse en contacto con el riojano y sólo lo hizo porque tanto la junta como él recibieron presiones de la primera plantilla.

De hecho, Alkorta no tuvo el menor reparo en reconocer que fueron los propios jugadores los que pidieron el fichaje, tal y como adelantó en la tarde del lunes elcorreo.com. El director deportivo admitió que la vuelta del delantero ha causado división en el equipo de gobierno. La falta de «consenso en el club» frustró una de las maniobras de mercado más insólitas de la historia del Athletic. Son los jugadores y no la dirección deportiva ni el entrenador ni la junta quienes ponen las conversaciones en marcha.

Los dirigentes han pulsado en los últimos días el estado de ánimo de la plantilla. Los jugadores han indicado que su apoyo al entrenador es incuestionable y es en ese contexto cuando se han visto con fuerzas para colocar sobre la mesa el polémico retorno de Llorente.

«Los jugadores se pusieron en contacto conmigo», reconoció Alkorta. Eso fue en la mañana del lunes tras el entrenamiento posterior a la derrota de Vitoria. «Me preguntan si se puede traer a Llorente porque creen que es bueno para el equipo», explicó el director deportivo durante la presentación de Álex Berenguer.

Sorprendentemente, la plantilla se sale con la suya y pone en marcha el último día de mercado la 'operación Llorente'. «Iniciamos eso que ellos quieren y tratamos de ver si se puede hacer o no», añadió el director deportivo. Luego abre los contactos con un jugador al que definió como «amigo personal» -de hecho no cerró la puerta a que el traspaso pueda hacerse en el mercado de enero-.Lo más extraño del caso es que las maniobras con Llorente se hicieron sin el consentimiento de la junta para su fichaje.

La jornada del lunes avanza y hay que resolver el caso. La respuesta es no. «La directiva me da la argumentación de que no es el momento de acometer la operación porque no hay consenso». ¿En la junta directiva?, se le preguntó. «En el club», respondió esquivo. Es decir, los dirigentes echan finalmente por tierra el criterio del técnico, Gaizka Garitano; de su director deportivo y hasta de los jugadores, impulsores inesperados de la operación. «Entrenador, jugadores… todo el mundo intenta hacer lo mejor posible para el equipo», trató de justificar.

En el ambiente flota una pregunta: ¿cómo se explica contactar el último día de mercado con un jugador si ni siquiera se tiene el visto bueno de la directiva? «Es un futbolista en el que hay un momento en el que creemos que se le puede traer, pero es el club el que considera que no hay que acometer ese fichaje. No hay más», esquivó Alkorta.

La junta, además, se encuentra para colmo en un escenario delicado. Los futbolistas no solo han pedido el fichaje de Llorente en vano. Han alardeado de ello en las redes sociales como hicieron Yuri Berchiche y Dani García y alguno de ellos, como Muniain, presionó a directivos hasta el último momento.

Alkorta cree que esta discrepancia no abre una falla entre el vestuario y los dirigentes. «Los jugadores entienden perfectamente el día a día del club y lo que pasó ayer (por el lunes)». No es, en todo caso, la primera vez que algún miembro del primer equipo lanza dardos en público. El lateral dijo en mayo, en pleno confinamiento, no entender las dudas del club sobre si la final se debía jugar con público o no.

Lo sucedido este lunes deja a Alkorta es una incómoda posición. Sus criterios como director deportivo no se imponen. Ayer dijo que se ve respaldado. «No me siento ninguneado. Es una decisión del club y soy parte de ese club. Soy leal. Si no era momento de cometer ese fichaje, no me puedo sentir ninguneado. Si me sintiera así, habría pensado en dimitir», zanjó antes de advertir sobre la posibilidad de volver a la carga a por Llorente en enero: «Nunca se sabe».