Llorente confirma su adiós al fútbol: «Gracias por ser parte de mi sueño»

Fernando Llorente (38 años) también se acuerda del título que logró en Sudáfrica con España (hay una foto con Javi Martínez), de su fichaje por la Juventus, de su paso por el Sevilla, el Swansea, el Tottenham, el Nápoles, el Udinese y la escuadra armera. Sú último equipo. En el que lo dejó.

En el vídeo, un mensaje: «Un buen día... empecé a soñar. Y poco a poco... Mis sueños se cumplían». Eso es el inicio. Y, a continuación, ya con sus primeros momentos en el primer equipo rojiblanco, dice. «Y llegó el día de despertar y comenzamos a soñar juntos».

Hasta el pasado verano. Cuando se quedó sin equipo. «No me veréis jugando al fútbol». Y este lunes lo ha confirmado. El adiós a una trayectoria con altibajos. Eso sí, su palmarés resulta envidiable. A saber, un Mundial (2010 en Sudáfrica) y una Eurocopa (2012 en Polonia y Ucrania), tres Scudettos y dos Supercopas de Italia con la Juventus, una Europa League (con el Sevilla) y dos finales de Champions perdidas (Juventus y Tottenham).

Se despide, de este modo, un futbolista que brilló en el Athletic. Llegó a Lezama con 11 años y fue escalando los peldaños de la escalera rojiblanca hasta llamar a la puerta del primer equipo. El 16 de enero de 2005, de la mano de Ernesto Valverde, el de Rincón de Soto debutaba como león. Pero no fue hasta la temporada 2007-08, con la salida de Urzaiz y la llegada de Joaquín Caparrós, cuando demostró toda su capacidad como delantero centro. De marcar 7 goles en Liga en tres años pasó a anotar 11, los dos siguientes cursos 14 y después 18 (su récord) y 17. Estaba en plena cresta de la ola, había sido campeón del mundo con España en 2010 y de Europa en 2012, y las ofertas llamaron a su puerta. Su marcha a la Juventus fue un duro golpe para la afición rojiblanca. La mayoría no le perdonó su decisión de dejar el club en su mejor momento.

Llorente recaló en Turín como una estrella y en su primera temporada se adaptó perfectamente al fútbol italiano. 16 goles en 34 partidos de Liga fueron su carta de presentación, pero a partir de ahí, ya nunca fue el mismo. En su segundo curso participó mucho menos y finalmente decidió rescindir su contrato en agosto de 2015 para fichar por el Sevilla. Regresaba a España, a la Liga, en busca de recuperar la gloria perdida. Pero Llorente nunca se ganó la confianza de Unai Emery, por lo que después de una temporada en Nervión, volvió a cambiar de aires. Esta vez, con destino a Gales. El Swansea le abrió las puertas de la Premier, su tercera gran liga, y el delantero recuperó sensaciones con 15 goles que dieron a su equipo la permanencia y para él, un traspaso al Tottenham por 17 millones de euros.

Volvía a un club de primera fila, con aspiraciones, pero también regresó a un papel secundario. Fueron dos temporadas complicadas en las que ejerció de revulsivo, de desatascador, a la sombra de Harry Kane. Vistas sus escasas oportunidades regresó a un terreno conocido, la liga italiana, porque el Nápoles le rescató con la carta de libertad bajo el brazo. Tras año y medio en San Paolo, llegó la posibilidad de que Llorente recalara de nuevo en el Athletic. Fue la denominada «operación retorno» que lideraron pesos pesados del vestuario rojiblanco bajo el mandato de Aitor Elizegi y con Rafa Alkorta como director deportivo, pero la división existente en una junta directiva que no pudo ponerse de acuerdo abortó su regreso. Su destino fue el Udinese y el pasado curso, Llorente apostó por jugar en el Eibar, en Segunda División.