El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero

En otra gran noche de Copa, el león se comió al Madrid, cuando aún estaba haciendo la digestión del Barcelona, ante el fervor incondicional de San Mamés. El Athletic llevó la iniciativa, marcó el ritmo de juego, se batió con gran intensidad. Convertido en la ... mejor versión de un equipo inglés, arrolló al Madrid. Los jugadores se anticiparon y ganaron casi todos los duelos, y siempre supieron, después, qué hacer con el balón. El buen fútbol no es solo el juego bonito, pero conviene recordar también que el Athletic de ahora mismo, además de correr y pelear como pocos en Europa, trata cada vez mejor el balón. No hubo, es verdad, ocasiones muy claras, pero la jugada completa del gol, el corte de Vesga y su pase rápido y profundo, el control y el regate de Berenguer, mientras ya está pensando hacia dónde pegarle, incluso el vuelo interminable de Courtois, que enmarca la perfección del remate con la zurda a la base del palo, es una secuencia futbolística de alta escuela.

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Se lesionó Nico Williams, que metía miedo al Madrid cada vez que enfilaba hacia la portería, y es ya tan importante que el equipo jugó unos minutos con uno menos para esperarlo. Le sustituyó el mejor Berenguer. Los dos medios centros se repartieron el protagonismo, Dani García en el primer tiempo y Vesga en el segundo, los laterales no tuvieron problemas defensivos y subieron sus bandas aumentando la inquietud del Madrid, que estuvo todo el partido amedrentando, y los centrales siguen en una forma extraordinaria. Se la está jugando Marcelino con la titularidad en la Copa de Agirrezabala. A mí siempre me ha parecido un gesto condescendiente, un puntito demagógico, que seguramente hace quedar bien al entrenador con el portero suplente y tal vez con el comité de empresa del vestuario, pero que tiene demasiado riesgo. Hasta ahora Agirrezabala no ha tenido un trabajo decisivo, pero el menor error que pudiera cometer lo pondría en la picota sin necesidad, mientras el equipo se priva de su mejor portero, Unai Simón. También lo había hecho Ancelotti ante el Alcoyano y el Elche, pero no en San Mamés, donde jugó Courtois.

Los jugadores del Athletic tuvieron más fe que sus rivales en la victoria. Jugaron con más pasión, como escribió ayer Jon Agiriano. Ya se sabe que el Madrid te puede ganar en cualquier momento, no necesita dominar para que cualquiera de sus jugadores, con un gesto de clase, resuelva el partido. Pero a la espera de esa circunstancia, parecieron disminuidos, no encontraron la manera de sacudirse la presión del Athletic, que les pasó por encima durante largas fases del partido. Le incomodó y atemorizó, le metió en su campo, de donde le impidió salir con el balón jugado, no dejó que ninguno de sus futbolistas recibiera con comodidad, lo convirtió, en resumidas cuentas, en un equipo menor. Y cuando empezaba a dar señales de vida, como consecuencia del cansancio del Athletic, tras el enorme despliegue realizado, lo que creaba cierta inquietud con vistas a una prórroga que ya parecía inminente, con un brillante zarpazo, lo remató.

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