Alguna vez tenía que llegar

Lo malo no es perder, porque esa es una posibilidad que hay que contemplar siempre. Lo malo es que el Athletic que vimos en Mestalla no fue el que hemos estado disfrutando todo este tiempo. Además, las circunstancias tampoco ayudaron. Como en los viejos pero no olvidados tiempos, el Athletic perdió el partido sin que el rival hiciera apenas nada para batirle. El cabezazo de Hugo Duro fue el único remate entre los tres palos del Valencia. Es cierto que dos minutos antes el mismo jugador desperdició una ocasión inmejorable en la boca del gol, pero esa, un remate muy desviado de Guillamón en la primera parte tras una pérdida de Yuri y un barullo en la salida de un córner fueron las únicas oportunidades en las que los locales amenazaron a un Simón que no tuvo que hacer una sola parada.

Tampoco es que el Athletic se prodigara. Nico Williams tiró al muñeco en dos ocasiones en la primera parte y Unai Gómez obligó a una buena intervención a Mamardashvili ya con el marcador en contra. Poca cosa como para soñar en obtener más botín que un empate sin goles en un partido que los dos equipos disputaron con más voluntad e intensidad que acierto.

Al Athletic le faltó frescura para buscar la inspiración que no encontró nunca. Nico Williams, que ya se quejó de un golpe en el primer tiempo, acabó magullado. En el otro lado, Berenguer tampoco tuvo claridad para romper a la defensa rival, quizá porque ambos echaron en falta más incorporaciones de sus laterales. Así las cosas, Sancet fue el encargado de liderar el juego de ataque, pero también se fue apagando con el paso de los minutos.

Las circunstancias, ese intangible tan importante en un partido y que tanto tienen que ver con la suerte, tampoco estuvieron del lado rojiblanco como lo han venido estando todo este tiempo. La moneda no le cayó de cara esta vez al Athletic como tantas otras veces. Esperemos que el viento de la fortuna, tan voluble, no haya cambiado de dirección.

Al Valencia le bastaron diez minutos de superioridad, los únicos en todo la tarde, para decidir el partido. El Athletic arrancó la segunda parte con un remate de Sancet que se fue rozando el palo, pero se vio pronto que el equipo perdía pie en el centro del campo. Valverde tardó un minuto de más en hacer el primer cambio. Quizá si hubiera movido el banquillo justo antes del gol y no justo después, estaríamos hablando de otra cosa ahora.

Seguro que el desgaste de la Copa pasaría su factura a los medios centros, que probablemente volvieron a jugar por los problemas físicos de Vesga y Ruiz de Galarreta. Prados fue de los más destacados en la primera parte, suyo fue el pase que dejó a Nico solo ante el portero, pero es significativo que Herrera fuera el primer relevado. Después se irían el propio Prados y Guruzeta, relevado por un Villalibre en el que Valverde depositó su esperanza de que siguiera, él sí, aferrado a la buena racha.

Como el fútbol es así, no faltarán quienes empiecen a ver gris oscuro lo que hasta ahora era de color de rosa. No hay razón para el pesimismo si los problemas físicos se resuelven antes del miércoles y Valverde puede contar con toda su tropa en perfecto estado de revista.

Alguna vez tenía que llegar la derrota y no hay motivo para hacer un drama ni para extraer conclusiones exageradas. El Athletic tuvo una de esas malas tardes de las que nadie está a salvo. Lo que más podemos lamentar es que con muy poquito, con defender mejor la jugada del gol por ejemplo, a estas horas estaríamos celebrando una semana más de imbatibilidad. ¡Lástima!