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El empate a cero contra el Getafe, además de suponer una nueva decepción para el Athletic, engrosa una estadística que pone los pelos de punta. El sábado los rojiblancos se quedaron sin ver puerta en San Mamés por séptima vez en lo que llevamos de ... temporada, un registro insólito que se suma a la cada vez más larga cadena de hitos negativos que el equipo viene engarzando en los últimos tiempos.
Un aficionado que haya asistido a todos los partidos de Liga este año en San Mamés, se habrá ido de la Catedral sin celebrar un gol la mitad de las veces. Catorce partidos han jugado ante su público los leones y en siete no han visto puerta. Es un dato preocupante se mire como se mire y mucho más en vísperas de una cita en la que, en el mejor de los casos, es imprescindible acertar al menos dos veces con la red rival.
Quedarse a cero le ha costado al Athletic cuatro derrotas y tres empates en lo que llevamos de Liga. Solo ha sumado tres de veintiún puntos en juego. Con estos datos es inviable aspirar a nada.
A estas alturas del curso, con veintisiete jornadas disputadas, los números ya son algo más que un simple indicador; certifican una trayectoria. Y los números dicen que, además de quedarse siete veces sin marcar, el Athletic solo ha sido capaz de conseguir un marcador que le serviría para superar la eliminatoria de mañana en tres partidos. Contra el Almería, 4-0; contra el Valladolid, 3-0; y contra el Cádiz, 4-1, tres resultados abultados que constituyen la excepción a la regla y que, por otra parte, le sirven para adecentar su estadística goleadora. Otros tres tanteadores hubieran llevado al Athletic a una hipotética prórroga contra Osasuna: los dos 1-0 que consiguió contra el Valencia y el Villarreal, y el 3-2 que le hizo al Rayo.
En el único partido de Copa jugado este año en la catedral el marcador fue un escuálido 1-0 ante el Espanyol. Los de esta temporada son los peores números del Athletic en las últimas cuatro temporadas. El año pasado, por ejemplo, solo se quedó sin marcar en San Mamés en cuatro partidos y en cinco ocasiones logró un marcador que mañana sería suficiente. En otros cinco sumó la victoria por la mínima. En la primera temporada con Marcelino, las cifras fueron parecidas, cinco partidos a cero en la catedral y cuatro ganados por dos o más goles, además de otros cuatro triunfos por un gol de diferencia. En la última a las órdenes de Gaizka Garitano, la 2019-20, el equipo se quedó en blanco en San Mamés en seis ocasiones, en cinco partidos ganó por dos o más goles y otras tres victorias se consiguieron por la mínima. Si hablamos de tendencias, la del Athletic en los últimos tiempos también es preocupante. Sus últimas tres comparecencias ante su público se han saldado con una derrota. 2-3, ante el Girona, otra ante el Barcelona, 0-1, y el empate sin goles de este sábado ante el Getafe. Desde el 3 de febrero, 4-1 al Cádiz, los seguidores rojiblancos no han visto ganar a su equipo en directo. Se cumplen ahora dos meses justos. Que todavía sigamos hablando de Europa solo se puede entender desde una visión desorbitadamente optimista de la vida.
Centrándonos en el cara o cruz contra Osasuna, los números no mejoran si nos ceñimos a los que se registran en las cuatro visitas de los navarros a San Mamés desde su último ascenso. Ganaron 0-1 en su reestreno en la categoría, empataron a dos goles el año siguiente y perdieron por 2-0 el año pasado. Esta misma temporada, el equipo de Jagoba Arrasate se fue de la catedral con un empate sin goles, a todas luces injusto, sí, pero consecuencia natural del desastre rojiblanco en los últimos metros.
Es evidente que el peor enemigo del Athletic es su propia incapacidad para resolver las situaciones de peligro que genera en el área contraria. Además de a Osasuna, los leones se enfrentan a sus propios demonios, los que les nublan la vista a la hora de dar el último pase, de buscar un centro al compañero o elegir la mejor opción en los últimos metros.
Afortunadamente, citas como la de mañana son las que conceden la oportunidad de escapar de los números y hasta de la lógica. Es la Copa, la competición más querida del Athletic y se juega en San Mamés. No hay mucho más que decir. La afición no fallará, nunca lo hace; solo espera que el equipo acuda a su ineludible cita con el gol.
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