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Al mejor escribano se le escapa un borrón y el Athletic, que había venido escribiendo la pretemporada con una caligrafía bastante cuidada, acabó derramando el tintero sobre el papel en la última línea. El de Stuttgart fue un partido extemporáneo, inoportuno, como metido a martillazos en el calendario de preparación. El manual de las pretemporadas dice que el ensayo general con todo se hace a una semana del estreno por aquello de ir adaptándose a la frecuencia de la competición. El del Aston Villa fue ese ensayo general en el que Valverde puso en liza a los que presumiblemente alineará contra el Getafe el jueves. Esa debe ser la referencia para valorar el rendimiento del equipo.
Lo de ayer en el MHPArena se podía interpretar como un entrenamiento de calidad para los rojiblancos. Lo malo es que el equipo acabó convertido en sparring de los locales, condenado a cubrirse como podía del chaparrón que le cayó encima desde el primer minuto. Es muy osado presentarte en casa del segundo clasificado de la Bundesliga con una alineación como de primera eliminatoria de Copa en el campo de un equipo de Tercera. La goleada fue una consecuencia tan previsible como intrascendente. La cosa no va más allá de la anécdota y no hay razón para extraer conclusiones ni para rasgarse las vestiduras, aunque a nadie le guste que le goleen ni siquiera en un entrenamiento en Lezama.
Si cabe extraer alguna conclusión es que ya sabemos quiénes no van a jugar de inicio el próximo jueves ante el Getafe: los titulares de ayer salvo el portero, por razones obvias. Los llamados a disputar los primeros puntos de la Liga estuvieron sentados en el banquillo hasta que salieron en bloque para jugar, o estirar las piernas, la última media hora del partido. Poco se puede destacar de los meritorios, reforzados por Lekue y Herrera, más allá de algunos detallitos que dejaron Olabarrieta y Rincón. Bastante tuvieron con mantener el tipo ante un Stuttgart que aprovechó las facilidades para contar por goles sus remates, aunque estos fueran con la espalda o el tobillo.
Así las cosas este último partido de la pretemporada solo deber ser tenido en cuenta a efectos estadísticos, eludiendo cualquier valoración cualitativa. Y la estadística global del verano nos dice que el Athletic termina la fase de preparación con cuatro derrotas y tres victorias, 14 goles en contra y ocho marcados. Nos dice también que en dos ocasiones, ante el Sporting de Portugal y el Stuttgart, los de Valverde se han quedado sin ver puerta, y que solo ante un rival, el Eibar, han sido capaces de mantener la portería de Padilla a cero. Ciertamente no son números para echar cohetes, pero los del verano anterior no fueron mucho más brillantes y no hace falta recordar, ¿o sí?, cómo acabó el curso.
Los números nos señalan asimismo que los enfrentamientos contra los rivales más poderosos han acabado en goleada en contra. Sporting y Aston Villa marcaron tres goles cada uno y el Stuttgart ha ampliado la marca con uno más. En cualquier caso, conviene recordar que aunque el desenlace haya sido similar, el planteamiento y el nudo de cada partido han sido dispares. En Lisboa se presentó un Athletic con muy escaso rodaje todavía; en Inglaterra supo plantar cara a un rival muy poderoso y en Alemania se ha tomado el partido como un entrenamiento jugando una hora con una alineación de secundarios.
Pese al mal cuerpo que deja siempre un marcador en contra tan abultado, las sensaciones que proyecta el equipo son bastante positivas, aunque no hayan tenido reflejo en el desenlace de los partidos. Más allá de las primeras probaturas ante el Burgos y el Racing de Santander, y el papel de los meritorios ante el Eibar, el Athletic ha dado la cara, y la talla, ante Osasuna y Aston Villa y, en general, cuando Valverde ha puesto en liza a los titulares de que dispone, sin olvidar de que no dispone de todos ni mucho menos, el equipo ha seguido siendo un grupo reconocible en sus muchas virtudes y en algunos de sus defectos.
La presión adelantada para recuperar cuanto antes, la facilidad para llegar al área contraria y un juego vistoso y valiente con el balón siguen siendo las señas de identidad de un Athletic que estrenará dentro de cuatro días en San Mamés una temporada con muchos alicientes que encara con un optimismo justificado por sus argumentos futbolísticos.
Lo de Stuttgart solo ha sido un borrón que afea a última hora una pretemporada en la que hemos visto a un equipo en el que se puede confiar. Lo mejor del partido de Alemania fue que acabó sin más lesionados. Fue solo un último ensayo un tanto inoportuno.
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