Osasuna, otro bonito desafío este año

En este largo camino, el Athletic ha sumado 29 victorias, 13 empates y tan solo ocho derrotas en el medio centenar de partidos que ha disputado entre Liga, Copa y Europa League, así que en El Sadar se le presenta la ocasión de redondear hasta las tres decenas su registro de partidos ganados. Es otro bonito desafío en este año en el que los registros positivos se han ido sucediendo después de los últimos en los que las malas noticias han sido más frecuentes.

No va a ser una tarea sencilla ganarle a Osasuna en su campo. El equipo navarro no ha acusado la transición en el banquillo después de la salida de un técnico como Jagoba Arrasate que dotó al equipo de una personalidad reconocible a lo largo de sus seis años al mando, una etapa inusualmente prolongada para lo que es habitual en el siempre inestable mundo de los banquillos.

Su sucesor, Vicente Moreno, ha sabido no solo recoger el trabajo bien hecho sino mejorarlo. Osasuna se ha hecho fuerte en casa, donde únicamente ha perdido un partido. Los diez goles que ya lleva anotados Budimir, siete de ellos en el Sadar, tienen mucho que ver con que el equipo rojillo ocupe ahora mismo la octava posición, rozando los puestos europeos.

No lo tendrá fácil el Athletic, pero los tres puntos están a su alcance si mantiene su nivel de rendimiento habitual de este curso. El empate de Mendizorroza ha enfriado un poco los ánimos, además de por el resultado por la imagen que proyectó el equipo en algunas fases del choque, sobre todo en la segunda parte, cuando se le vio incapaz de seguir sometiendo al Alavés como lo había hecho hasta el descanso.

Hay consenso general a la hora de recurrir al desgaste que provoca la competición europea como eximente. Por mucho que Valverde haya estado oportuno y acertado en las rotaciones, repartiendo minutos entre los componentes de una plantilla más sólida y versátil que la de años anteriores, es inevitable que el calendario empiece a pesar en las piernas de los jugadores. Desde el arranque de la temporada la segunda semana de agosto, el Athletic ya lleva disputados veinticuatro partidos, que será uno más este sábado, la mitad de los que terminará jugando este año.

Seguro que los expertos han analizado en profundidad el efecto añadido que puede suponer que muchos de esos partidos se hayan acumulado en espacios cortos de tiempo. Sin ir más lejos, en la primera quincena de este mes de diciembre ha habido cinco partidos; seis, si prolongamos el plazo a los tres últimos días de noviembre, con dos choques europeos, viaje a Estambul incluido, y rivales de la exigencia del Real Madrid o el Villarreal en la competición doméstica. En contraposición, después del partido del Sadar, habrá dos semanas sin actividad, hasta la eliminatoria de Copa del 4 de enero en Logroño, seguida de la semifinal de la Supercopa contra el Barcelona cuatro días después. El Athletic no regresará a la Liga hasta, once días más tarde, el 19 de enero en Vigo.

Seguro que esta semana sin fútbol después de Mendizorroza le ha venido de perlas a Valverde para recomponer el grupo, entrenar en condiciones y recuperar fuerzas de cara al último compromiso. El técnico podrá presentar su equipo de gala no solo para tratar de poner el mejor broche a un año inolvidable, sino para seguir poniendo las bases de una temporada que la afición sueña con que sea histórica si el equipo sigue en los registros actuales.