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Si el Athletic sigue manteniendo su rutina ganadora al final el único tema de conversación para el aficionado será el asunto de la portería. Ya empieza a dejar de ser noticia que el Athletic gane, ya lleva cuatro victorias consecutivas en la Liga, más la ... europea, y esa, sin duda, es la mejor noticia. A este equipo no le afectan factores internos ni externos; no importa el rival que tenga enfrente. Valverde envía a sus hombres a luchar contra los rivales y los elementos, y ganan siempre, o casi.
Los tres puntos ante el Villarreal eran de esos que el tópico dice que son de oro. El equipo de Marcelino es el rival más señalado para esa cuarta plaza que en la Liga es como una extensión del podio. A los amarillos, eliminados de la Copa esta semana, solo les queda la Liga como objetivo y tienen calidad de sobra para pelear por esa plaza. Ocurre que el Athletic, inmerso en otras cuatro competiciones, aunque en dos no se ha estrenado todavía, también está demostrando que tiene calidad y ambición de sobra para no renegar de ningún objetivo. El tiempo y las piernas dirán hasta dónde pueden llegar los leones. De momento, están en marcas históricas y visto lo visto, tienen cuerda para rato.
Lo mejor de este equipo es que tiene registros suficientes para acomodarse a cada circunstancia. Puede tirar de calidad, como el día del Elfsborg, de garra, como la que exhibió para derrotar al Real Madrid, o de oficio, como ante un Villarreal que, justo es decirlo, no parece atravesar su mejor momento, aunque siempre sea un rival de cuidado porque tiene futbolistas de talento y un entrenador muy capaz para organizarlo.
Un equipo fiable
Había que estar muy atento para detectar en el Athletic algún síntoma que recordara que había librado una gran batalla el pasado miércoles. Quizá, poniéndonos muy exquisitos, se podía apreciar una cierta falta de chispa, de esa frescura que tienen los equipos descansados. Pero ya digo que había que fijarse mucho. De hecho, seguro que los jugadores del Villarreal no se dieron cuenta hasta pasada la primera media hora del partido.
Si alguna virtud cabe destacar en este Athletic es su fiabilidad. Valverde ha construido una máquina que, sobre todo, rinde. Los engranajes funcionan siempre y aunque alguna pieza pueda chirriar en algún momento, el bloque mantiene sus revoluciones. Los leones siempre tienen una solución a cada problema que se les presenta y terminan encontrando el camino correcto para superar todos los obstáculos.
Ya sabemos que el fútbol es un estado de ánimo y cada partido confirmamos que el Athletic está entre eufórico y exultante. Sale al terreno de juego, mira a los ojos al rival, se va a por él y termina tumbándolo porque lo hace todo con una convicción que no admite la más mínima duda.
Seguro que Marcelino explicó a su tropa sin escatimar detalles las dificultades que iba a encontrar en San Mamés por el conocimiento profundo que tiene del que fue su equipo. Es verdad que Valverde ha cambiado muchas cosas, pero los protagonistas son más o menos los mismos y conocer sus fortalezas y debilidades era la ventaja de Marcelino ayer.
No le valió de nada. Fiel a su costumbre, el Athletic se fue a por el Villarreal desde el primer minuto. Dirigido por un Sancet burbujeante, con la velocidad de Iñaki Williams en la derecha y la profundidad en el otro lado de un Berenguer que está ganando día a día en picardía y trucos de veterano, el Athletic cogió del cuello al rival hasta abrir el marcador. Es verdad que Gueye dio el susto de la tarde con un gol que anuló el VAR y que Julen tuvo que repeler un remate a bocajarro para evitar el empate. Pero es que enfrente estaba todo un Villarreal, que no es precisamente un equipo de segunda fila.
Al Athletic le tocó trabajar de lo lindo sobre todo porque no estuvo fino en la finalización. Se le fueron al limbo tres o cuatro jugadas que hubieran merecido un mejor final de haber estado acertados en el último pase. Pero ya está dicho que este Athletic está en una dinámica imparable. Sancet acabó dejando la pincelada de calidad midiendo tiempo y distancia en un contrataque que culminó con un pase ganador a Iñaki para que éste se redimiera de algunos errores que estaban desluciendo su trabajo. Ahora que tantos se empeñan en usar una terminología novedosa para explicar lo de toda la vida, el pase de Sancet a Iñaki es el ejemplo perfecto para explicar el significado de la palabra asistencia en el fútbol.
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