La Copa no debe ocultar el éxito del quinto puesto

La victoria número diecinueve, séptima lejos de San Mamés, cierra una temporada que pasará a la historia por la Copa. La fecha del 6 de abril de 2024 quedará grabada para siempre en la memoria colectiva rojiblanca. Solo queda confiar en que esta página pase antes que la anterior, que tuvo un vigencia de cuarenta años. La Copa es el gran hito que opaca un tanto el excelente quinto puesto en la Liga, una posición que, seamos sinceros, pocos contaban con alcanzar cuando empezó el curso hace diez meses.

El Athletic de Valverde ha cimentado su éxito en un extraordinario rendimiento en casa. San Mamés ha sido una fortaleza que solo ha conseguido conquistar el Real Madrid en la primera jornada. Desde entonces el Athletic sumó seis empates y dieciocho victorias. Si descontamos las últimas igualadas ante el Villarreal, Granada y Osasuna, condicionadas por las consecuencias anímicas y hasta físicas, de la consecución de la Copa, el registro en casa es fantástico.

Tampoco ha desmerecido el equipo cuando ha viajado. Siete victorias otras tantas derrotas y cinco empates, conforman una estadística notable que ha contribuido a situar al Athletic en el pelotón de cabeza. Por un momento el cuarto puesto fue un objetivo factible, pero no merece la pena lamentarse; cualquiera firmaría repetir este curso el año que viene.

Si a un entrenador se le califica, además por los resultados, por su impacto en la plantilla, Valverde se merece el sobresaliente. Prácticamente toda la tropa ha mejorado a ojos vista este año, hasta el punto de que una de las principales incógnitas que habrá que empezar a despejar dentro de apenas tres meses es si este grupo será capaz de mantener el listón tan arriba como lo ha sostenido todo este año.

Si hiciéramos una alineación en función de los minutos jugados, el once titular estaría formado por Unai Simón; De Marcos, Vivian, Paredes, Yuri y Lekue prácticamente empatados en intervenciones en el lateral izquierdo; Ruiz de Galarreta y Vesga; Iñaki Williams, Sancet, Nico Williams y Guruzeta. Tras ellos, Berenguer Prados, Yeray, Herrerín y Unai Gómez han sido los suplentes a los que más veces ha recurrido el entrenador.

El Athletic ha tenido la fortuna de que los previsibles problemas que pudieran provocar la composición de su plantilla han llegado cuando estaba todo el pescado vendido. Contra todo pronóstico el equipo ha sobrevivido prácticamente todo el año con dos centrales, dos laterales y el comodín de Lekue. Está claro que es un asunto a solucionar porque los milagros no suelen repetirse. La irrupción de Paredes y la confirmación de Vivian han sido dos grandes noticias.

Como ha sido una gran noticia el extraordinario rendimiento del único fichaje del curso. Ruiz de Galarreta ha jugado un papel primordial en el buen funcionamiento de la maquinaria. A su lado, el Athletic ha descubierto a un Prados deslumbrante en sus primeras apariciones, que ha acusado el lógico bajón después de la final. Arriba Sancet ya es el centro indiscutible en el eje que forman los hermanos Williams. Iñaki ha completado su mejor temporada y Nico ha dejado de ser una promesa para convertirse en una feliz realidad.

Por delante de todos Guruzeta se ha destapado como el goleador tan esperado. Por fin el Athletic cuenta con un nueve decisivo para que el equipo deje de llorar por las ocasiones perdidas. Sesenta y un goles marcados y tan solo 37 encajados certifican que el Athletic de Valverde ha sido una máquina muy eficaz.