Mientras hay vida hay esperanza. Seguiremos peleando hasta que las matemáticas no digan lo contrario… Hemos entrado en la fase de la temporada en la que en muchos sitios se repiten estas frases voluntaristas y otras del mismo tenor. Tampoco faltarán en el entorno rojiblanco, ... seguramente, pero lo cierto es que a falta de cinco jornadas, dos partidos de ventaja se antojan un obstáculo insalvable para este Athletic que no es el de antes de la final de Copa. Es cierto que el Atlético tampoco está para tirar cohetes y que no es descartable algún petardazo como el de hace siete días en Mendizorroza pero tendría que dar más de uno. La posibilidad está ahí, visto el nivel que está dando el grupo de Simeone últimamente. El problema es que la probabilidad de que los de Valverde pudieran aprovechar esos hipotéticos fallos, se antoja muy poco probable a la luz de sus últimas actuaciones.
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Definitivamente, el viento ha cambiado para el Athletic. Lo que antes salía fácil ahora cuesta mucho más; lo que antes caía cara ahora es cruz o, como mucho, canto. Desde la madrugada feliz de Sevilla el Athletic no ha vuelto a ganar un partido. Dos empates en casa y la derrota de ayer le amarran a esa quinta plaza que también parece inamovible a la vista de lo que están haciendo los perseguidores. A estas alturas nadie está para excesos, la temporada pesa y quien más quien menos, empieza a otear la última jornada como el náufrago busca la isla salvadora.
La prueba de que las cosas han cambiado es la manera en la que el Athletic cayó derrotado en el Metropolitano. El Atlético sacó dos goles de la nada: de un disparo desde el borde del área que tropezó en la cadera de Ruiz de Galarreta y de una acción puntual del siempre escurridizo Correa que le ganó la espalda a Paredes y se fue de Lekue en la misma carrera. En medio el Athletic había tenido tiempo de recomponerse del mazazo del primer gol. Los de Valverde creyeron primero en sus posibilidades, fueron creciendo con el paso de los minutos, y consiguieron igualar el marcador al filo de descanso.
El gol de Nico Williams fue un merecido premio a la insistencia del Athletic y tuvo algo de justicia poética porque el pequeño de los hermanos hizo diana instantes después de que el árbitro detuviera el partido por los gritos racistas que un sector de la grada le había dedicado. Nada nuevo en el Metropolitano, por otra parte.
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Que la jugada del gol del empate se iniciara en un fallo garrafal de Griezmann, verdugo tantas veces, tuvo algo de premonitorio, parecía anunciar que era posible ganar la segunda final de la temporada. Pero nada más lejos de la realidad. Una pérdida de Sancet en el círculo central, devolvió el favor y propició la nueva ventaja del Atlético. A los de Valverde ya no les quedaba resuello para intentar la nueva remontada. Tampoco se les vio muy sobrados de fe. Ya está dicho que desde la final las cosas han cambiado mucho. Este Athletic ya no es aquel equipo rebelde capaz de superar cualquier contratiempo. Da la impresión de que ha llegado muy justo de gasolina y de que las últimas energías se agotaron en la gabarra.
Este Athletic post Copa ha perdido frescura y, aunque no deja de intentarlo, es evidente que las musas del fútbol ya no le inspiran como antes. Hubiera sido un fin de temporada espectacular si el año en el que la gabarra volvió a navegar, el equipo se hubiera clasificado para la primera competición europea. Pero, no nos engañemos, si el partido de ayer fue una final sin retorno es porque los de Valverde se presentaron con cuatro puntos menos en su casillero.
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De nada vale llorar por la leche derramada, así que es mejor que nos quedemos con lo positivo que ha deparado el curso, que ha sido mucho y no debe caer en el olvido pese a estos últimos contratiempos.
El desplazamiento a Madrid a jugar una final por la Champions se convirtió en un viaje de fin de curso anticipado para los leones. Restan cinco jornadas. Ya saben mientras hay vida hay esperanza, las matemáticas todavía no son definitivas y todas esas cosas, pero después de esta derrota es inevitable percibir un cierto aroma a vacaciones.
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