Un equipo de garantía a pesar de las bajas

Además del desgaste que provoca el jugar medio partido en inferioridad numérica, aliviado en parte por los cinco cambios, el Athletic perdió a uno de sus jugadores más determinantes. No puede decirse que los rojiblancos estén teniendo suerte en este aspecto. A la baja de Nico Williams se le sumó en el último partido la de Ruiz de Galarreta, dos de los jugadores más en forma de la plantilla y ahora pierde para Anoeta al jugador que dinamiza en gran medida el engranaje ofensivo del equipo. La identidad de su sustituto es una incógnita. Muniain es la alternativa más lógica aunque está por ver cómo gestionará el técnico la acumulación de partidos de esta semana, porque dispone de varias combinaciones entre las que no sería descartable una pareja más física formada por Vesga y Dani García, con Herrera más adelantado.

La buena noticia es que a pesar de todas estas circunstancias, el Athletic completó un partido notable ante el Getafe en líneas generales, poniendo de manifiesto que el equipo está en un buen momento y mantiene su nivel competitivo pese a no poder contar con elementos importantes porque los relevos funcionan. Y en este capítulo merece mención aparte precisamente un Ander Herrera sobre el que planeaban muchas dudas por su escasa participación y que tras un comienzo dubitativo rindió a un buen nivel mientras le duraron las fuerzas, incluyendo algunas pinceladas de calidad que recordaron sus mejores tiempos.

Integrar a Herrera en el grupo de habituales supondría un refuerzo muy importante para el equipo porque aportaría un plus de calidad a la rotación.

El Athletic encara su tercer derbi prácticamente consecutivo lejos de San Mamés. Hasta la fecha los de Valverde han demostrado que saben gestionar este tipo de partidos. Ganó con autoridad en el Sadar un partido que venía rodeado de otras connotaciones además de las meramente deportivas y se impuso también a un Alavés que se había mostrado fuerte en su feudo ganando sus dos primeros partidos.

Anoeta será distinto. Siempre lo es. Se trata del derbi por antonomasia y el talante con el que cada equipo encara el partido suele tener un peso importante en su desarrollo, más allá del resultado final que depende de muchos y diversos factores. Los tópicos se acumulan cuando se habla del derbi y cada bando acumula una memoria completa de leyendas, agravios, errores arbitrales, infortunios y toda la parafernalia que se desprende de un choque que, con pequeñas interrupciones, se viene disputando desde el principio de los tiempos futbolísticos.

Uno de esos tópicos más repetidos es el que advierte de que la suerte de este partido es independiente del momento o de la posición en la tabla que ocupen sus protagonistas. En esta ocasión los dos equipos llegan bien colocados en la clasificación y con buenas sensaciones. El Athletic está completando un muy buen arranque de Liga y la Real, tras unos comienzos dubitativos, más por los resultados que por el juego, ha recuperado el tono completando partidos de tanto mérito como los que ha disputado en el Bernabéu o ante el Inter en Anoeta.

Si en el fútbol de hoy en día ya no hay secretos, mucho menos entre los dos primeros equipos vascos. Imanol y Valverde conocen al rival tanto como a su propio equipo, y lo mismo ocurre con los protagonistas. A estas alturas, nadie duda de que los recién llegados a la Real ya están convenientemente aleccionados sobre el significado de este partido.

Hace seis años que el Athletic no le gana a la Real en su feudo. Iñigo Martínez y Yuri vestían entonces la camiseta txuri urdin; Oyarzabal y Odriozola son los únicos supervivientes del equipo realista que jugó aquel partido. Muniain, Lekue, Yeray y los goleadores de aquel encuentro Raúl García e Iñaki Williams siguen vistiendo la rojiblanca. El dato también nos ilustra sobre las diferentes trayectorias trazadas por las políticas de los dos clubes.