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El Athletic empató un partido que debió ganar con holgura. Dicho así puede parecer una boutade, pero un repaso a lo que ocurrió a lo largo de los cien minutos de juego pone de manifiesto que los de Valverde se dejaron dos puntos en el ... camino por los imponderables y por su mala cabeza; la de Sancet por no medir en una acción evitable, y las de los centrales, superados siempre en el juego aéreo por los delanteros rivales. Los dos goles que encajó Simón llegaron por esa vía, en un saque de esquina mal defendido y en un centro facilón en el que Latasa le ganó el salto a un Vivian que no tuvo su mejor noche. El golazo de Iñaki Williams había puesto al equipo en el camino de un triunfo heroico, pero finalmente el Athletic se tuvo que conformar con un punto que engorda la estadística de empates de Bordalás ante los rojiblancos.
NI el Athletic ni el partido merecieron el final que tuvo con una tangana frente al banquillo visitante después de que Carmona, renqueante fuera del campo, volviera al rectángulo para tumbarse tan ricamente y cortar el improbable último ataque rojiblanco. Esta acción fue algo así como la nota que no podía faltar estando Bordalás y el Getafe por medio. Sobró porque hasta entonces el equipo madrileño no se había comportado de acuerdo a la fama que le precedía. Primero el marcador a favor del Athletic desde el minuto seis, y después la superioridad numérica le habían estado obligando a jugar contra natura.
Volvamos a uno de nuestros clásicos, el arduo y nunca resuelto asunto del criterio arbitral. El colegiado que no dudó un segundo en expulsar a Sancet es el mismo que resolvió con tarjeta amarilla la entrada de Carvajal a Yuri en la última jornada de la pasada temporada. La cuestión no es si la alocada acción del navarro merece la expulsión o no, sino el distinto criterio del mismo juez en dos jugadas en las que hubo riesgo para la integridad de un futbolista. De hecho, Yuri sufrió una fractura de peroné. A lo mejor solo resulta que, criterios al margen, este colegiado no sea precisamente el silbato más afinado del colectivo. Su manejo de las tarjetas es, desde luego, manifiestamente mejorable.
Lo malo es que Díaz de Mera no es una excepción, y esa es otra parte del problema. La pasada jornada vimos en el derbi madrileño dos entradas escalofriantes, una por bando, de Giménez y Bellingham, la segunda de las cuales acabó con lesión del agredido, Correa que, de momento, le impide jugar, esta jornada. Las dos acciones se saldaron con tarjetas amarillas según el criterio arbitral sobre el césped y en el VAR.
El caso es que un partido que el Athletic estaba dominando con suficiencia y creando ocasiones, y en el que todo el mundo estaba esperando que cayera el segundo gol como fruta madura antes del descanso, se complicó sobremanera en el tiempo de prolongación de la primera parte con la expulsión de Sancet.
Contra lo que decía Helenio Herrera, con diez no se juega mejor que con once, pero, como se demostró este miércoles, tampoco es para entrar en depresión antes de tiempo. Y el Athletic regresó del vestuario demasiado preocupado ante la perspectiva de todo un segundo tiempo en inferioridad. Esa actitud le costó que el Getafe tardara solo cinco minutos en empatar. Los de Bordalás descubrieron que el equipo que les había pasado por encima en el primer tiempo, flaqueaba ante la adversidad.
También descubrió el Athletic que, a pesar de todas las circunstancias negativas, el Getafe seguía siendo un rival superable incluso en inferioridad. Un inmenso Iñaki Williams se encargó de demostrarlo con un golazo que volvía a poner en ventaja a los leones contra todo pronóstico. Quedaba media hora en la que el Athletic podía haber probado a intercambiar los papeles y disfrazarse de Getafe para dejar correr el reloj con el balón más tiempo parado que en movimiento. Pero para eso hay que nacer o hay que entrenar mucho y se ve que los rojiblancos no saben jugar a otra cosa que no sea el buen fútbol que habían desarrollado mientras estuvieron todos en el campo. Lo del otro fútbol no va con los de Valverde. Al contrario, algunos evidenciaron que todavía les falta mucho colmillo para manejar situaciones como las de este miércoles. Ni siquiera Raúl García, al que recurrió el técnico sin duda para aportar experiencia, ayudó como otras veces a llevar el partido por el camino más adecuado para el equipo.
Fue una lástima por los puntos perdidos y porque se acumula otra baja importante de cara al próximo partido. Si Nico Williams no se recupera a tiempo, el Athletic visitará Anoeta sin tres de sus jugadores más determinantes en este inicio de competición.
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