Los datos objetivos y los intangibles del derbi

El derbi llega este curso a San Mamés abriendo ese periodo final de diez partidos que Luis Aragonés establecía como el definitivo para decidir una temporada. Sostenía que lo más importante es llegar bien colocado a esta frontera porque es la que define la meta a alcanzar. Pues bien, la Real Sociedad lo hace en cuarta posición, a siete puntos de la tercera plaza y con el Villarreal persiguiéndole a cuatro. El Athletic llega séptimo a cinco puntos del sexto y con dos de margen sobre su más inmediato perseguidor, Osasuna. Tanto los de Ernesto Valverde como los de Imanol Alguacil encaran sus últimos diez partidos mirando a Europa aunque sea desde diferentes escalones.

Se suele decir que los derbis son partidos distintos en los que las diferencias clasificatorias se suelen diluir en el fragor de la batalla. En este caso, la diferencia clasificatoria se establece en once puntos, que es una distancia considerable y que, a estas alturas, con 28 jornadas disputadas, refleja con bastante fidelidad el actual estado de cosas en uno y otro bando.

Si nos ceñimos a los datos, en términos objetivos, la diferencia de puntos es más que elocuente. Pero centrándonos en los últimos cinco partidos, ambos equipos llegan con idéntica estadística: dos victorias, dos empates y una derrota. La Real Sociedad igualó contra el Cádiz en Anoeta y en el campo de Mallorca. Ha ganado al Elche y al Getafe en casa y en medio perdió en su visita a Villarreal. El Athletic empató en Vallecas, perdió con el Barcelona en San Mamés, y ha ganado en los campos del Valladolid y el Espanyol con un empate en medio ante el Getafe en San Mamés. Los dos han marcado cinco goles y han recibido tres en este periodo. No cabe por tanto más igualdad entre ambos rivales.

Pero si nos vamos al capítulo de los intangibles, tan decisivos en este juego, da la impresión de que hay más dudas en el bando rojiblanco que en el blanquiazul, como si la irregularidad y la reiteración de pasos en falso como los últimos en San Mamés ante el Girona y el Getafe (sin olvidar la Copa) hubieran terminado haciendo mella en el ánimo de sus aficionados, que no terminan de ver a un Athletic fiable y temen volver a encontrarse con un equipo incapaz de sacudirse las limitaciones propias de sobra conocidas, que le han venido lastrando durante toda la temporada.

Para terminar de complicarlo, la quinta amarilla que vio De Marcos en Cornellá, pone a Valverde ante la realidad de la composición de la plantilla y su gestión a lo largo del curso. Ausente el titular y lesionado Lekue, tendrá que optar por recurrir al defenestrado Ander Capa, renovado el pasado verano para jugar desde entonces 33 minutos distribuidos en cinco partidos, o improvisar un central capaz de jugar en la banda derecha. La alternativa de cambiar el dibujo del equipo parece poco probable a estas alturas.

De dar con la solución adecuada a ese problema dependerá en buena medida el desarrollo de un partido que el Athletic tendrá que encarar con ese espíritu competitivo que tantas veces resulta determinante, aunque en este choque la cosa también se iguala por la transfiguración que suelen experimentar los jugadores de la Real Sociedad, desde el más veterano producto de Zubieta hasta el último extranjero, cuando llega este encuentro.

Ellos sí que no tienen dudas acerca de la importancia del derbi, como lo demuestra la estadística de sus visitas a San Mamés desde su último ascenso a Primera: han perdido cinco veces, pero han ganado cuatro y empatado tres. En el mismo periodo, el Athletic solo ha ganado dos partidos en Anoeta y ha caído en siete.