De generación en generación

Pero, sí que es cierto, el Athletic tenía una cuenta pendiente con las dos últimas generaciones de seguidores, que hasta ayer no habían podido ver ganar al primer equipo un gran título. Los de mi generación tuvimos la suerte de poder disfrutar de aquellos maravillosos años 80. Una época en la que el Athletic nos tenía acostumbrados a levantar títulos de manera habitual. Y, además, implantaron esa bonita tradición de pasear los trofeos obtenidos por la ría con las orillas a rebosar de aficionados. Una imagen que se volverá a repetir este jueves y que nos reencontrará con ese sentimiento de equipo campeón.

Hace 40 años estuve en aquella imborrable final en Madrid, y con mi hijo recién nacido, fuimos después a la ría a recibir a los campeones mientras navegaban sus aguas en la gabarra. Este sábado, 40 años más tarde, estaba con mi hijo en el estadio de La Cartuja de Sevilla. Coincidiendo, además, esta final con el nacimiento de mi nieto hace apenas unas semanas.

Eso es el Athletic. Un sentimiento que se transmite de generación en generación.

Estoy seguro de que los nuevos seguidores, todas las futuras generaciones, van a mantener el mismo sentimiento que ha caracterizado a este club desde que se fundó y del que tan orgullosos nos sentimos. Pero, eso sí, ¡espero que sea ganando mucho más a menudo!