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El Correo
Sábado, 30 de septiembre 2023, 13:44
José Félix Guerrero (Portugalete, 1975) tiene claro con quién irá esta noche en el derbi que la Real y el Athletic disputarán en el Reale Arena. Su amor por los colores rojiblancos va mucho mas allá de los malos recuerdos que guarda de aquel ... verano de 1997, cuando vio truncado su sueño de enfundarse la camiseta del primer equipo del Athletic. «Mi sueño siempre había sido jugar en el Athletic y por ciertas circunstancias no me dejaron. Y cuando digo no me dejaron, está bien dicho. Pero bueno, luego busqué mi terreno», ha declarado en una entrevista a Relevo, el periódico deportivo de Vocento.
Pero, ¿quién no quería a José Féliz en el Athletic? «Fue un sumatorio de todo. La directiva, Luis Fernández… Lo piensas y es algo ilógico. El principal suministro del Athletic es su fútbol de cantera. Estaba cedido en el Eibar y había equipos de Primera que me querían cedido. Tenía que solicitar permiso al Athletic porque tenía contrato con ellos y lo que me dijeron es que me quedara en el Eibar y que al año siguiente iba a hacer la pretemporada con el primer equipo, que me lo había ganado. Era el sueño que tenía desde pequeño. Yo entré en Lezama con nueve años y mi hermano con ocho. Era lo que siempre habíamos estado esperando, entrenar juntos y disfrutar del fútbol en el Athletic. Un día antes de empezar la pretemporada nos enteramos de que tres jugadores no iban a hacerla y uno era yo. Nadie me lo había notificado, nos enteramos por la prensa, intentaron reconducirlo. Mi hermano hizo medida de presión de que me dejaran marchar, con la carta de libertad, y decidí irme. ¿Me tenía que haber marchado? Seguramente no. Tenía que haberme quedado, peleado y demostrar. Y si demuestras y te dicen que no, pues entonces sí, irme», declara a Relevo.
Admite que lo pasó mal, sobre todo, porque no le dieron una explicación. «Toshack, cuando me dice que no cuenta conmigo, me lleva a un despacho y me lo dice a la cara. Me podrá parecer mejor o peor, pero fue de frente y me lo dijo. Sin embargo, lo duro es que un chaval de 19 años que se ha ganado por derecho propio hacer la pretemporada, que no le dejen. Sin explicaciones… Dentro de los jugadores de cantera yo era el top. Con la vida te das cuenta de las cosas, de las razones. Y no me voy a engañar, el apellido arrastra y en aquel entonces la directiva no quería dentro del equipo a dos hermanos».
El futbolista se fue a Santander, pese a que la Real ya le pretendía desde ese año: «circunstancias familiares o el apellido hicieron que no me atreviera a dar el salto. Y eso que tenía una importante prima de fichaje solo por fichar». La insistencia del equipo guipuzcoano hizo que al final decidiese hacer las maletas, convirtiéndose en el fichaje más caro hasta entonces en la historia del club 'txuriurdin'. Pero tampoco vivió una etapa fácil. «Quedé campeón con la Sub-21, mi carrera iba lanzada hacia arriba, pero el asentamiento en Donostia fue duro. El primer año fue muy bueno con Bernd Krauss, pero luego tuve un segundo año difícil, con continuas lesiones, roturas fibrilares. En ese momento no se contó conmigo. Me llevé un chasco duro cuando me dijeron que me dejaban sin dorsal», relata. ¿Y cómo actuó? «Me iba por las tardes, con un preparador físico que había contratado, a entrenar a la pista de atletismo que había detrás de Anoeta. Yo solo, un jugador de la Real, porque no me dejaban entrenar en Zubieta. ¿Eso es lícito? No. Eso es mobbing, pero en aquella época la fuerza la hacía el equipo».
José Félix pasó un año entero sin jugar. Se marchó al Eibar, donde terminaron séptimos y como pichichi del equipo, pero acabó rescindiendo el contrato con la Real. De ahí fue a Burgos, donde terminó colgando las botas en 2002 cuando tenía 27 años. Ese año el equipo burgalés sufrió un descenso administrativo a Tercera División y José Félix decidió poner punto y final a su carrera deportiva. «Me he quedado inconforme, pero es la vida. La acepto tal y como viene. Me costó aceptarla, no porque no la quisiera aceptar, sino porque no estás preparado. Son muchos cambios y la vida te va colocando donde te tiene que colocar si tienes la suerte de entenderla. Después de muchos años yo me siento una persona feliz, satisfecha, me gusta quién soy, dónde estoy, mi trabajo, mi familia y no me quejo. Es lo que tengo», declara.
Desde entonces, no ha parado. «Monté una empresa, luego otra y hoy en día seguimos con la empresa matriz que tenemos, que es JFG Sport. Trabajamos en eventos deportivos, en gestión de instalaciones y de parques infantiles, hostelería, un holding que hace varias cosas», detalla.
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