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Antes de nada un respeto a la dana, que ya se puede escribir con minúscula, y al drama que generó. Ya sabrán a estas alturas que ha sido la elegida por Fundéu como palabra del año. No es que eso vaya a ayudar a las ... víctimas y a la recuperación de las zonas afectadas, pero es un gesto que la RAE y compañía han querido hacer en este 2024. Por eso enviamos un aplauso desde aquí. Superó a otras como alucinación, fango, gordofobia, inquiokupa, mena, micropiso, narcolancha, pellet, reduflacción, turistificación y woke. Algunas lo merecen. Otras no hay por dónde cogerlas. Pero es lo que hay. Y ese es el motivo del Piscolabis de hoy. Falta, al menos, una palabra. Gabarra. La han usado hasta quienes nos aborrecen. Y dio la vuelta al mundo siendo noticia más allá de lo deportivo. Argumentos no faltan. Por eso lo reclamo.
«Embarcación mayor que la lancha, con árbol y mastelero, y generalmente con cubierta. Suele ir remolcada, y cuando no, se maneja con vela y remo, y se usa en las costas para transportes». Esa es su primera definición, según la RAE, que añade una segunda. «Barco pequeño y chato destinado a la carga y descarga en los puertos». Siendo cierta, se queda corta. Sobre todo desde que alguien la incluyó en una canción y cierto equipo de fútbol decidió inspirarse en ella para compartir sus triunfos. Todo empezó en 1983, pero parece una tradición milenaria. Las cosas de la vida. Es más corta de lo que pensamos. Lo sucedido ayer nos parece «algo de toda la vida». Total que Gabarra, con mayúsculas porque nosotros lo entendemos como nombre propio, es la palabra que estuvo en boca de gentes de aquí y de allá, antes y después de la final de la Copa del Rey en Sevilla. Insisto que hasta quienes sufren urticaria viendo algo relacionado con el Athletic la pronunciaron o escribieron. Primero mofándose de las veces que no surcó las aguas y después llamándola 'tabarra', a modo de pataleta, ante su abrumadora presencia en medios y redes sociales. Ladran, luego cabalgamos. O, mejor dicho, navegamos.
Según la RAE para que una palabra sea la elegida debe «suscitar interés lingüístico por su origen, formación o uso y haber tenido un papel protagonista en el año de su elección». De hecho no es necesario que esté incluida en el diccionario, pero se agradece. Y en este caso lo está. En cuanto al origen, según la mencionada academia, nace del término vasco 'kabarra', variante altonavarra evolucionada a partir de un préstamo del griego 'carabus', a su vez origen de 'carabela'. Y seguro que hay más versiones y teorías al respecto. Así que pasemos al siguiente punto. Formación o uso. Es evidente, así que no ahondaremos en ello y pasemos al último requerimiento. Que haya tenido un papel protagonista en ese año. Creo que lo cumple con creces. Así que no es tan descabellada la reflexión y la petición. Aunque no sirva de nada a estas alturas, no está de más plasmarla en negro sobre blanco. Porque esa palabra carga con muchas más definiciones que las que alberga la RAE en su respetado diccionario. Y lo saben.
Gabarra querrá referirse a cierta embarcación de un tipo determinado. Pero también significa triunfo, éxito, gloria, alegría, lágrimas, esperanza, superación, insistencia, sueños, legado, tradición, familia, valores, ilusión, inocencia, cariño, respeto, aitites, amamas, padres, madres, presentes y difuntos, ayer y hoy, carácter, amistad, referente, hermandad, familia, deseo, quimera, utopía, solo fútbol, todo menos fútbol, pasión, alivio, magia, simpleza, complejidad, ría, país, pueblo, San Mamés, Rojo, blanco y negro, Bilbao, Bizkaia, Euskadi, más allá, Athletic club y tantas cosas que no cabrían en este texto. Porque es una palabra que contiene muchas. Tantas como albergan la memoria, la fe y el corazón. Tengo claro que esto solo lo entiende o comparte gente que lleva en las venas los colores de un servidor. Por eso comprendo que era imposible que fuera una de las favoritas para ser palabra del año. Pero si woke o reduflacción lo son, no entiendo que una palabra que llevó ilusión a un grupo de locos románticos no sea una de ellas. En fin, digan lo que digan Gabarra es, sin duda, una hermosa, popular y grandiosa palabra.
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