Con la voluntad del Athletic no basta

De hecho, pese a ese esfuerzo supremo de los jugadores, no parece haber límite para el desencanto de los aficionados del Athletic. Jornada tras jornada, la afición rojiblanca asiste, entre enfadada y sorprendida a los tropezones que han abocado a una situación indeseada, y lo peor es que la agonía se prolongará una jornada más, porque, estaba tan barato clasificarse para Europa en la temporada todavía en curso, que después de haber ganado solo un partido de los último ocho, al Athletic todavía le quedan posibilidades matemáticas de alcanzar la Conference. No sé si es lo mejor, para el corazón de los athleticzales, no haber arrojado ya por la cloaca las últimas opciones, porque todavía puede llegar otro golpe moral más en el Bernabéu, y, si se produce, puede ser tan duro como los anteriores.

¿A quién achacamos esta vez la responsabilidad del mayúsculo ejercicio de impotencia que este domingo desarrolló sobre el césped el equipo de Valverde frente a un rival descendido hace varias jornadas sin que el técnico nos tache de ventajistas? Habrá que hacerlo al colectivo, incapaz de embocar entre los tres palos un solo disparo de los 27 que perpetró el Athletic. Es un problema de calidad, indudablemente, sin quitar méritos a Badia, el portero del Elche que en el partido del Martínez Valero encajó cuatro y gracias.

Pero puede que esa no sea la clave de la situación. Fallar tantas oportunidades en otra final es solo la consecuencia de un problema más grave y que no acabamos de asimilar. Y aunque suene a cita de perogrullo, el Athletic es lo que es, con sus virtudes y sus defectos, y el equipo tal vez no dé más de sí. ¿Un problema de entrenador? Tendrá su responsabilidad Ernesto Valverde, que no siempre acierta, y tal vez se le puedan pedir explicaciones por algunas cuestiones, como la gestión de los porteros, el ostracismo de algunos futbolistas como el caso de Vencedor, incomprensiblemente desaparecido, y la desconfianza en los jugadores del filial, al menos por probar el género, pero es que con Marcelino García en el banquillo, sucedió lo mismo, y con Garitano, y con Ziganda. No meto en la lista a Berizzo porque dejó el equipo en una situación mucho peor, que su sustituto sorteó como pudo.

Me da que los seguidores del Athletic tendrán que empezar a acostumbrarse a que estos son los bueyes que tenemos y con ellos debemos arar. Habrá que confiar en las próximas generaciones de futbolistas; en la captación a edad temprana de las promesas como Eliajh Gift, que brilla como juvenil en el Liverpool, y otros como él y afrontar la travesía del desierto con buen ánimo, que siempre se salió con bien de situaciones mucho peores. Pero, ojo, si se prolonga mucho el viaje, este Athletic que conocemos, corre peligro de descarrilar. En el futbol no vale solo con la voluntad.