Iñigo Martínez se va y nadie en el Athletic ha intentado evitarlo
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La salida del central es algo que deseaban los ocupantes de los despachos de Ibaigane y ni lo disimulabanPues nada: ya es oficial aunque no lo sea, porque lo ha dicho Valverde y lo más lógico es confiar en su palabra. El mejor jugador del Athletic se va a no se sabe dónde, aunque posiblemente será el Barcelona, y tranquilos, aquí no ha ... pasado nada. Pero nada de nada, que es lo peor de todo. Ni el hecho de que el presidente y el futbolista compartieran escalera ha servido como estímulo para la negociación. Me imagino a los dos en el ascensor, uno al lado del otro, mirando al frente. «Parece que va a hacer buen tiempo», «no se crea, el sol engaña. Venga, buenos días», «pues buenos días, que tenga una buena mañana». Y así, cada vez que se encontraban de camino al trabajo.
Se marcha Iñigo Martínez, así sin más, sin un amago de intentar retenerlo por parte de la directiva que preside su vecino, Jon Uriarte, que dejará de serlo en breve, y queda la sensación de que la salida del central rojiblanco es algo que deseaban los ocupantes de los despachos de Ibaigane y que no han tratado ni de disimularlo. Al futbolista le hizo una oferta de renovación Aitor Elizegi, y la rechazó. Cuando Uriarte tomó posesión del cargo, recibió una propuesta económica del Barcelona por 15 millones de euros para llevarse al jugador el verano pasado, pero el club la desestimó, posiblemente por razones estéticas: no quedaba demasiado bien entrar a Ibaigane y sin apenas conocer los mecanismos de funcionamiento, desprenderse del mejor jugador de la plantilla y esperar que el personal se lo tomara de buen grado. Ahí sí que disimularon un poco.
Pero está claro que la intención, desde el primer momento, era esa, la de permitir que Iñigo cumpliera su contrato y se marchara para aliviar las cuentas del club, la gran obsesión de un presidente que, de momento, ya ha rebajado sus propias expectativas de recaudar 30 millones de euros más que las juntas anteriores. Ya no es una cantidad anual. En la última comparecencia, aquel tostón de preguntas sin respuestas publicables, ya dijeron que era un objetivo para todo el mandato. Lo podrían conseguir organizando unos cuantos torneos infantiles, a base de cobrar hasta a los padres que llevan a Lezama a sus hijos, incluso si son socios. No está mal. ¿Para cuándo una zona OTA en el párking? Se les puede exigir el pago incluso a los jugadores, claro que ofreciéndoles una tarjeta de temporada con alguna rebaja en el precio.
Descapitalizar al equipo
Lo que no acaban de entender los directivos tuiteros –uno de ellos, que ha tenido protagonismo hace un par de días en estas páginas, fue proclamado como el más influyente del País Vasco, pero ahora tiene candada su cuenta–, es que cuanto más se descapitalice el equipo, menos posibilidades tendrá de entrar en Europa, y por ende, de conseguir más ingresos económicos. Que cobrar la entrada a un torneo infantil o poner un parche publicitario en la espalda es el chocolate del loro. Sin Iñigo, el equipo es más débil.
No quiere esto decir que la directiva podría haber conseguido convencer a Iñigo Martínez para que se quedara. Seguro que hubiera sido muy complicado. Lo que resultaba metafísicamente imposible era que, sin sentarse a negociar con él, se presentara en Ibaigane de 'motu proprio' a pedir los papeles para firmar la renovación. No ha existido ni un amago de acercamiento, y eso es lo más increíble de todo. Así que, desde la perspectiva actual, resulta desconcertante que pudiendo haber ingresado en la caja una bonita cantidad de dinero antes de comenzar la temporada, y que no lo hicieran por el qué dirán, ahora, sin tener en cuenta esa circunstancia, se hayan marcado un Rajoy de libro, dejando que se cumpliera el contrato sin haber siquiera amagado, aunque fuera por razones estéticas de cara a la galería como hicieron hace un año.
Valverde, que seguirá la próxima temporada según todos los indicios, tendrá un equipo menos competitivo sin Iñigo, pero aquí no pasa nada. Además, salvo que se repita el milagro de Fátima y el sol oscile en el cielo como en Cova de Iría, ganar en el Bernabéu parece una misión imposible y hasta la Conference, en una temporada que ha sido 'low cost' para las competiciones europeas, se antoja una quimera. A ver si me equivoco
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