La importancia de los tres puntos

Porque el resultado a esas horas, y claro está, también el del final del partido, significaba el comienzo de un despegue en la trayectoria del Athletic. La primera victoria a domicilio suponía el reseteo tras un inicio de temporada dubitativo, sin chispa. Esa primera media hora de juego en la que el equipo de Valverde apabulló a la Unión Deportiva sin piedad suponía el regreso al buen camino, ese que transitó el equipo durante toda la temporada anterior.

Con más chispa, una presión feroz y jugadores como Iñaki Williams y Sancet muy enchufados; con Galarreta a su mejor nivel hasta que se le agotó el depósito, y el resto haciendo un magnífico trabajo, la imagen que dio el Athletic, y que se extendió durante toda la primera parte, fue muy esperanzadora. Y también, digámoslo, ese sacrificio defensivo de la segunda mitad tras la expulsión de Jauregizar, anima a pensar que el equipo está en franca progresión y que va a más. Lo peor hubiera sido que Las Palmas llegara a empatar y la importancia que tenía el triunfo para el Athletic se habría diluido, porque no es lo mismo sumar de tres en tres que de uno en uno, una verdad de Perogrullo, por otra parte.

Esa victoria, que coloca al equipo con siete puntos, puede consolidarse dentro de dos jornadas, el próximo jueves. Sí, no es una equivocación, porque para el Athletic, la séptima jornada se disputa antes de la sexta, por ese disparate de calendario que establecen Tebas y sus secuaces, con la eficaz cooperación de la UEFA, la FIFA y demás siglas en las que pululan codiciosos directivos que solo tienen como objetivo hacer caja. Sí, ante el Leganés en Butarque, los rojiblancos juegan el jueves en esa séptima jornada, y ante el Celta, en la sexta, en San Mamés el domingo. Ya sé que se pueden hacer un lío, pero sigan las indicaciones para no perderse. Seis puntos en esos dos partidos pueden suponer muchísimo, porque, además, después juega en San Mames ese Sevilla en horas bajas en el que su mejor jugador, Jesús Navas, tiene una lesión que solo le permite levantarse del sofá para jugar los partidos, que ya tiene mérito a su edad.

Es el cuento de la lechera, pero tras ese arranque de temporada a ritmo cansino, ganar en Las Palmas puede ser el comienzo de una racha que serviría de plataforma de despegue a unas aspiraciones más ambiciosas de cara a lo que resta de temporada, y también a viajar a Roma, para el primer duelo europeo, con una moral casi sin límites. Ya sé que no siempre se cumplen los sueños, y a veces ni los objetivos, pero tras los tres puntos de esas islas que esta vez sí fueron afortunadas, por qué no pensar en lo mejor y olvidar cualquier pensamiento negativo.

Quiero, por último, reiterar mis excusas a los responsables del periódico por utilizar esa palabra al principio del artículo, pero qué quieren que les diga: si pasamos los últimos minutos del partido con el culo prieto, se dice y no pasa nada, Vamos, creo yo que no pasará.