En estado de ebullición

No hay duda ya de que esa euforia que se detecta entre los aficionados del Athletic, aunque todo el mundo trate de disimularla para espantar el mal fario, ese apretar de puños por lo bajini con cada gol, con cada acción afortunada, o con fortuna, que no es lo mismo, tiene una razón de ser, y es que quienes siguen de cerca al equipo de Valverde constatan partido a partido, sobre todo en San Mamés, que el equipo está lanzado, a por todas. Que todo el mundo responde sobre el césped. El Athletic está subido a una ola, pero no a una cualquiera, sino a una de esas que toman los surfistas más valientes en La Galea. Por lo que hay que hacer caso a lo que dice nuestro entrenador: «Las cosas no están de que sí porque sí».

Después de un comienzo regular, de una ocasión clarísima de Guridi en la que intervino esa fortuna que también se alía con el Athletic, el punto diferencial del partido fue el penalti. Tal vez fue lo que necesitaba el Athletic en esos momentos. Y cuando apareció el mejor portero de la Liga, porque hay que decirlo así, sin ninguna vergüenza, porque lo es, y así lo reconoce el seleccionador, y lo dicen las estadísticas. Por eso, cuando surgió la mano de Unai para desviar un penalti que no estaba mal tirado, el rugido de San Mamés fue, como la parada, descomunal.

Dio la sensación de que la afición se dio cuenta de que ese debía ser el punto de inflexión del partido. Que esa era la ocasión que necesitaba el equipo, algo así como una segunda oportunidad que tienen los valientes, para resucitar y cambiar el partido, de arriba abajo. Eso pasó, y el gol de Guruzeta fue una liberación, y el segundo de un futbolista que se coloca a tres goles del máximo anotador de la Liga, se convirtió en el éxtasis. San Mamés estalló, y solo eran los últimos minutos de la segunda parte. Tal como está el equipo, las gradas ya daban por sentado que el trabajo estaba hecho, así que la segunda parte fue una fiesta de celebración de otro éxito liguero.

Lástima que llegue el parón de selecciones cuando el equipo estaba lanzado y la afición en una nube. Pero pensemos que no está tal mal. Servirá para que los jugadores tocados se vayan recuperando sin prisas, para que Valverde haga experimentos en su laboratorio de Lezama, y también para que los bilbaínos, vizcaínos y demás especies de rojiblancos vayan preparando la fiesta de 6 de abril.

Tendrán tiempo los viajeros para preparar los detalles, reservar restaurantes en Sevilla si quedan todavía, y organizar todo lo que haga falta. Para comprar metros de tela rojiblanca para balcones y ventanas, de hacerse con la última camiseta retro, y en muchos casos, para buscar entradas por debajo de las piedras. Alguien me tendrá que explicar cómo en las gradas de las últimas finales con público que jugó el Athletic hubo siempre mayoría absoluta rojiblanca, y eso es lo que se prevé para la del 6 de abril. Quisiera saber cuál es la fórmula para conseguir localidades, qué hacen algunos para obtenerlas. Pienso que no sería capaz de hacer los malabares de nuestros aficionados para estar en las alejadas gradas de La Cartuja.

No está mal que la afición esté en estado de ebullición, que quién más, quién menos, levite sobre las aceras camino de casa, recordando la última victoria y las que están por venir, pero hagamos caso a las palabras de Valverde: «La ilusión que se ha generado en la gente, sigue su curso, pero nosotros tenemos que estar a lo nuestro. Eso es lo que nos preocupa».