Soñemos que es gratis, los que no tienen que hacerlo son los futbolistas

Desde el minuto 77, más o menos, los rojiblancos comenzaron a pensar ya en los dos partidos de la próxima semana

Sábado, 23 de septiembre 2023, 09:57

No sé por qué, el partido me dio buenas sensaciones desde que leí la hoja con las alineaciones y después de saltarme a los dos equipos, descubrí que uno de los jueces de línea parecía el título de una ópera de Rossini. Se llamaba Barbero ... Sevilla, y como en San Mamés las tardes y noches triunfales se celebran al son de la marcha triunfal de Aida, me saltó algún mecanismo interno, al estilo de las madalenas de Proust. Pero más que eso fue que Galarreta y Vesga empezaron a merendarse con patatas al medio campo del Alavés, y eso sí que es una señal divina, claro está.

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Cuando marcó Williams se veía venir el gol; tenía que caer en uno u otro momento; después del tanto de Sancet, hasta el más optimista de los seguidores del Alavés daba por amortizado el partido, y por finiquitada la racha de tantos años sin ganar en Mendizorroza. Luego apareció Unai Simón cuando tuvo que hacerlo, en los minutos finales, como ante el Cádiz, para recordar que no sólo es el portero titular de la selección española sino que, al menos por el momento, resulta innecesario hacer rotaciones en las próximas jornadas. Al menos en su portería.

Desde el minuto 77, más o menos, porque se revisó la jugada para comprobar la situación de Williams, los rojiblancos comenzaron a pensar ya en los dos partidos de la próxima semana, el de San Mamés contra el Getafe, y el del Reale Arena, en el derbi frente a la Real Sociedad, y los más forofos se pusieron a hacer cálculos sobre el futuro. De momento son trece puntos en el casillero, todo funciona casi a la perfección, y aparece la tentación de recordar las fábulas de Félix María de Samaniego, el escritor alavés, nacido en Laguardia, como Óscar De Marcos, y autor, entre otros, del cuento de la lechera, esa en la que con el cántaro en la cabeza, va pensando en lo que puede hacer si vende la leche, hasta que tropieza, se cae el recipiente, se rompe y se acaban los sueños. Esperemos no tener que pensar en otro de sus cuentos, el de la zorra y las uvas, que no voy a explicar aquí.

Veremos si el equipo de Valverde, que de momento parece un grupo sólido, sigue siéndolo en la próxima semana. En Mendizorroza exhibió las virtudes que se esperan del equipo, que además vistió de rojiblanco, algo que, personalmente, me gusta siempre, aunque tengas que cambiar pantalón y medias.

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La tendencia es positiva y frente al equipo más rocoso de la Liga, el Getafe, dar una respuesta como la que ha dado el Athletic en Mendizorroza es también dar un paso adelante en el campeonato. En la sala de prensa del estadio alavesista, el entrenador local, Luis García Plaza, dio una de las claves de lo que suele suceder en el fútbol: «El Athletic es mejor equipo», y no lo decía como algo irremediable, sino apuntando que eso se soluciona jugando con más intensidad, con más acierto, con más fortaleza mental. El miércoles sucederá eso. Tal vez el Athletic sea mejor equipo que el Getafe, pero tendrá que poner todos los ingredientes encima del tapiz, porque Bordalás no va a regalar nada en la pizarra, ni en el césped. Con sus pretorianos sobre el campo, con Damian Suárez como punta de lanza, será -al margen del debut contra el Real Madrid-, el primer gran test para el equipo de Valverde. Ganar será casi un punto de inflexión, un ir más allá y tener 16 puntos, y además, podrá servir para volver a sacar a relucir las fábulas de Samaniego, que sí, era alavés, pero vivió gran parte de su vida en Gipuzkoa, y la siguiente cita será en San Sebastián, una plaza en la que resistir ya es un triunfo, como le sucedió el miércoles al Inter. Esa sí que será una prueba de fuego delicadísima. No duden de que jugar en Anoeta no será tan plácido como hacerlo en Mendizorroza. Ni siquiera en el ambiente. El campo alavesista fue a ratos una sucursal de San Mamés, y el estadio donostiarra no lo será en absoluto, ya lo verán. Cantar la marcha triunfal de Verdi no será nada sencillo, pero soñemos, que es gratis. Los que no tienen que hacerlo son los futbolistas.

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